Si yo fuese músico, ayer me habría agarrado un cabreo morrocotudo. Aun sin serlo me lo agarré, como suele pasar a diario, pero ese es otro tema. Como digo, el colectivo de músicos debe de estar que trina, a punto de pedir el libro de reclamaciones en alguna parte a causa de un enfado, a mi entender, justificadísimo. De un tiempo a esta parte a los creadores e intérpretes musicales se les viene diciendo que deben remangarse, enarbolar pico y pala con puntualidad incompatible con el oficio de artista y lanzar una canción aproximadamente cada 15 días. Y los pobres allá que se las componen, intentando cumplir con tan exigente agenda para, total, llevarse unas monedas a fin de mes de las que reparten las plataformas de
streaming. Y de repente, este jueves llega
Beyoncé y, como si tal cosa, mediante una mezquina línea de texto en el encabezamiento de su perfil de Twitter (que no usaba desde 2020, la muy pedorra), anuncia que ya se ha cansado de estar seis años mano sobre mano y le viene bien publicar un nuevo disco (presumiblemente titulado
“Renaissance”) el 29 de julio.
Estimada Beyoncé: ¡eso no se hace! Con el debido respeto, ¡es usted una abusona! Bien es cierto que en estos seis años se entretuvo editando un disco con su marido Jay-Z –
“EVERYTHING IS LOVE” (2018), a nombre de The Carters–, que produjo y coordinó la banda sonora del
remake de “El rey león” (Jon Favreau, 2019) e incluyó una canción en la de “El método Williams” (Reinaldo MArcus Green, 2021)… Pero es un hecho que han pasado seis años desde
“Lemonade” (2016). Y “Renaissance” llegará de golpe y porrazo, sin preliminares. ¿Dónde están los ocho sencillos de rigor que los demás se afanan por publicar antes de cada álbum? El asunto da para mesa redonda en alguna casa de la cultura: antaño, todos los músicos jugaban con las mismas reglas; ¿por qué ahora no?
“Es que Beyoncé es Beyoncé y se lo puede permitir”, argumentarán algunos. No es la única: lo de Rihanna, desaparecida en combate desde “Anti” (2016), ya roza el choteo. ¿Pueden permitírselo porque son muy grandes o son muy grandes porque se lo permiten? ¿Qué pasaría si todos las imitasen? El 99,9% de los músicos trabajan a destajo, grabando sin pausa y haciendo dúos que a veces rozan lo esperpéntico: ¿para sobrevivir o para que la industria siga girando a su costa?