Pocas figuras de la cultura popular contemporánea son capaces de despertar tanta rabia y fascinación como Elon Musk. Y su adquisición de Twitter esta semana no ha pasado desapercibida entre algunos de los miembros del ecosistema musical. Tras leer las grandilocuentes declaraciones del controvertido magnate –dijo que “la libertad de expresión es el fundamento de una democracia sana”, que Twitter “es la plaza mayor digital donde se debaten temas vitales para el futuro de la humanidad”, etc.–, diversos artistas le han dedicado agradables palabras. Sirva como ejemplo este breve muestrario: “que te jodan a ti y a los de tu calaña” (Anton Newcombe, de The Brian Jonestown Massacre); “que un billonario imbécil iluminado como Musk compre Twitter es algo terrible a todos los niveles” (Stuart Braithwaite, de Mogwai); “hola Elon, eres un capullo, ¿qué te parece esto como muestra de libertad de expresión?” (Geoff Barrow, de Portishead).

Recordemos que en mayo ‘The New York Times’ colgará en Hulu un documental de investigación sobre la serie de muertes ocasionadas por el sistema inteligente de coches con piloto automático de Tesla: más polémicas sobre el empresario que probablemente acabarán siendo debatidas alegremente en Twitter. Por otro lado, la bomba Musk ha ensombrecido en las redes otras noticias, como el lanzamiento de la fundación Face The Music Now, una organización cuyo objetivo es asentar debidamente el movimiento #MeToo en la industria musical –donde, afirman, todavía no está tan extendido como debería– ayudando a víctimas de abusos y ofreciéndoles una plataforma donde conectar y sanar.

El siempre eficiente Ty Segall acaba de anunciar la próxima publicación de un nuevo álbum, “Hello, Hi”, con el lanzamiento de la canción que le da título. No reinventa la rueda, pero engullimos esta sabrosa ración garagera con ecos a Cream y T.Rex. Nos llega también una nueva canción “sobre niños sin rumbo que buscan dirección” de Martin Courtney, de Real Estate, quien en breve regresa con álbum en solitario titulado “Magic Sign”, tras su debut en 2015. Y acusamos recibo de una elegante e intrigante versión orquestal hecha por Faye Webster de su propio tema “Jonny”, parte del EP “Car Therapy Sessions”, que se publicará en breve. Y recordamos que este año está siendo ciertamente fructífero para FKA twigs: lleva semanas publicando videoclips inspirados en temas de su reciente mixtape “CAPRISONGS” (2022), que, poco a poco, va constituyéndose como un trabajo visual más allá de lo sónico. En esta ocasión es el breve corte “which way” el que ha recibido un vídeo de estética marcadamente retro-VHS filmado en las calles de Londres. Dos artistas relativamente noveles que se preparan para el lanzamiento de sus segundos álbumes son beabadoobee y 070 Shake. La primera describe su nueva canción “See You Soon” –avance del LP que publicará a mediados de julio– como “una bocanada de aire” o “como si estuvieras colocado de setas”: que cada oyente llegue a sus propias conclusiones, pero desde luego no le falta el componente ensoñador al que nos tiene acostumbrados. Y la segunda, excomponente del colectivo 070 de Nueva Jersey, nos plantea un tema y videoclip notablemente dramáticos donde prosigue levantando un sólido puente entre el R&B alternativo y el synthpop.

En el mundo de la electrónica, The Range se pasa a sonidos más grime con un nuevo adelanto de su próximo disco que acompaña de un imaginativo videoclip animado, cuyas escenas de ciencia ficción recuerdan al Moebius y Jodorowsky de “El Incal” (1980-1988). El singular rapero haitiano-americano Mach-Hommy ha colgado en su página “Dump Gawd. Triz Nathan”, su segundo EP de este año: cuatro cortes que el oyente puede adquirir al módico precio de 222,22 dólares. Pero para dejar claro que hay cierto troleo burlesco en esta maniobra, nos deja escuchar gratis tres de las canciones, incluyendo dos colaboraciones con Tha God Fahim. Dejaremos la disección de su estrategia comercial para analistas más sesudos. Menos rebuscados son los Sleaford Mods, que pronto se embarcarán en su primer tour norteamericano en cinco años y publican, para ir abriendo boca, un EP de cortes grabados en un concierto posconfinamiento en su Nottingham natal. Revisitan algunas de sus piezas más clásicas con invitados especiales como Billy Nomates o la australiana Amy Taylor, de Amyl And The Sniffers. Momentos capturados en vídeos que nos permiten degustar, no sin cierta añoranza, las fiestas que solía montar el dúo inglés.

Recuperamos algunas novedades de los últimos días dentro del marco de las músicas más ruidosas. Para aquellos punk-rockers cuyas orejas sean de sensibilidad particularmente noventera, la nueva canción del supergrupo Beach Rats –un avance de su primer LP– es de escucha obligatoria: tanto en su sección más estrictamente hardcore como en el estribillo ultra melódico, en “Rat Beat” podemos distinguir fácilmente las huellas de sus miembros, en particular del guitarrista Brian Baker –de Minor Threat, Dag Nasty y Bad Religion– y del vocalista Ari Katz, de los tristemente infravalorados Lifetime. Y hablando de punk de la Costa Este, recordamos que para el Record Store Day el sello Southern Lord reeditó el primer y único disco de The Catatonics, legendario grupo de hardcore ochentero oriundo de Syracuse –en el estado de Nueva York– cuya escucha resulta obligatoria para todo arqueólogo del género. En terrenos más siderales, los veteranos Blus Au Nord derraman siete minutazos de black metal psicodélico-atmosférico rematado con imágenes de horror cósmico en “Tales Of The Old Dreamer”, anticipo del álbum que publicarán en mayo. Y Kirk Hammett –guitarrista de Metallica desde hace casi 40 años– ha publicado el EP “Portals”, primer trabajo estrictamente a su nombre. Se trata de un artefacto instrumental curioso no apto para los más impacientes, donde da rienda suelta a varias de sus inquietudes creativas incluyendo excursiones progresivas, power-metal sinfónico con violines y una especie de oda aural al wéstern de porte muy cinematográfico.

Cerramos este repaso con unas inspiradoras noticias que nos llegan de Japón: el Yaon, como es conocido entre la gente el escenario al aire libre en el parque de Hibiya en Tokio, celebrará su centenario el año que viene con un extenso programa conmemorativo que hará hincapié en la seminal importancia de este espacio para el desarrollo de la música popular japonesa. Por ahí no solo pasaron grupazos del underground japonés –como Les Razilles Denudes (titanes del acid rock más cacofónico), E.D.P.S. (un clásico olvidado del post-punk ruidoso de los 80), Fishmans (el inclasificable proyecto tokiota a medio camino entre el dream pop, el ambient y la psicodelia) o Zazen Boys (el festival funk-post-hardcore de Mukai Shutoku, de Number Girl)–, sino también piezas esenciales del desarrollo del rock nipón como Golden Cups, Carol, Candies o The Blue Hearts, aparte de nombres internacionales como Antonio Carlos Jobim o Art Blakey. Este tipo de iniciativas nos pillan lejos, sin duda, pero también nos recuerdan la trascendencia del innegable patrimonio cultural inherente a lugares como este, y ayudan a subrayar la importancia de esos espacios conocidos como “salas de conciertos” en la memoria colectiva de cualquier barrio o ciudad. Nos despedimos con un delicioso directo en el “Yaon” (en 1980) de uno de los maestros del city pop más jazzístico, Masayoshi Takanaka.