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Libro

Abel Quentin

El visionarioLibros del Asteroide, 2023

10. 02. 2023

El tema es de rabiosa actualidad, pero en absoluto oportunista. La cultura woke, la cancelación de quien insospechadamente se ve contraviniendo normas no escritas de corrección y el linchamiento a velocidad de fibra óptica son cuestiones que revolucionan la vida del profesor recién jubilado que protagoniza “El visionario” (“Le voyant d’Étampes”, 2021; Libros del Asteroide, 2023). Pero Abel Quentin (Lyon, 1985), en su segunda novela, y primera editada en España, no busca sacar rédito a una cuestión polémica y estentórea, sino que persigue con la curiosidad del entomólogo los mecanismos que dan lugar a estos fenómenos. Y observa con agudeza las pequeñas miserias y los patéticos esfuerzos del ser humano por sobresalir o sobrevivir, según vengan dadas.

Abel Quentin, sobre todo, no olvida el concepto de novela. Su protagonista relator brinda brillantes reflexiones y experiencias que acaban formando un riquísimo panorama del estupor y la desgracia que pueden sobrevenirle a un hombre que en la jubilación pretende recuperar el estudio de la figura de un poeta estadounidense muy desconocido que emprendió cuarenta años atrás. Por dar a conocer la calidad de su poesía y por reconstruir una vida de la que se desconocen muchos detalles, pero que incluye la pertenencia al Partido Comunista en la era de la “amenaza roja” y un exilio forzado a Francia en extrañas circunstancias. No imagina Jean Roscoff la que se le viene encima ante la jauría digital. Por no dar la importancia debida a un aspecto que las anónimas masas virtuales deciden que es el que hay que enarbolar.

Ni siquiera es cuestión de tomar partido y Quentin no lo hace: la observación de este fenómeno es tan rica que solo cabe regocijarse con la habilidad y precisión con que están retratadas tantas reacciones absurdas, tantas indignaciones alocadas, tantas maldades lanzadas sin miramientos al magma de las redes sociales, pero también de la prensa supuestamente seria. Tanta falta de piedad. Así están las cosas. Pero también tanto autoengaño por parte de Roscoff.

Quentin, además, con la sencilla pero bien diseñada trayectoria vital del protagonista, encuentra oportunidad de valorar con espíritu crítico otros momentos de confrontación moral y política, desde el macartismo a los movimientos revolucionarios y las conquistas sociales de los años sesenta y ochenta. Roscoff, a la desesperada, exhibe su compromiso de entonces. ¿Había en otras generaciones más sinceridad, eran más nobles las causas? Abel Quentin pone en cuestión el verdadero altruismo, la sincera implicación del individuo, o la búsqueda de cada cual de su momento de gloria.

Ese profesor que se toma las cosas en serio, concienzudo pero tendente al desastre, afable pero abocado a la incomprensión, tiene sus debilidades: el alcohol donde ahoga sus penas, la aspiración de recuperar a la mujer de la que se divorció, la irritación que le provoca la tajante novia woke de su hija, la frustración de haber consumido toda su vida laboral sin haber hecho nada consistente fuera del aula donde daba sus clases un curso tras otro. Con todas las inquietudes que tenía.

En la conciencia revolucionada de este personaje apoya Quentin su brillante, irónica, contradictoria, también tierna a su modo, escritura plagada de un humor refinado, que juega magníficamente con el lenguaje y la palabra justa (se intuye que la traducción de Regina López Muñoz es excelente, por la fluidez del lenguaje y por encontrar los términos adecuados en momentos peculiares), que halla siempre un revés para los acontecimientos, y los sentimientos, a veces en una sola frase capaz de resumir el vapuleo de la vida cotidiana, el cansancio de aguantar opiniones, consejos, correcciones, puntualizaciones por doquier. En la peripecia de Roscoff entran con naturalidad, y con tanto rigor como ingenio, figuras como Jean-Paul Sartre, Louis Armstrong y Motörhead, ahí es nada.

Dicen que tiene mucho de Michel Houellebecq, pero no se ve a Quentin tan mordiente y retador, no hay boutade ni chufla en “El visionario”. En este libro, ya bendecido con premios y excelentes críticas en Francia, aflora la brillantez de un narrador apasionante, de erudición sin exhibicionismo, con refinada pero percutante ironía sobre lo cotidiano, y capaz de manejarse con toda soltura entre la vivencia personal al borde del sainete y la reflexión histórica, cultural y social de gran alcance. ∎