¿Gótico sureño o southern noir? Las dos cosas y más, mucho más, se abren en la cartografía del Sur estadounidense que Tom Franklin (Dickinson, 1963) diseña en “Letra torcida, letra torcida” (“Crooked letter, crooked letter”, 2010; Dirty Works, 2021), una radiografía de una minúscula localidad del sur de Misisipi y de los dañados habitantes que la pueblan (o la poblaron).
Un Sur que el propio Franklin confesaba no haber sido capaz de expulsar de su sangre ni de su imaginación en la introducción de “Furtivos” (1999), la colección de relatos con la que debutó y que Dirty Works nos ofreció en castellano en 2017. Con esos cuentos ya quedó claro que la escritura del norteamericano superaba los márgenes del thriller, que lo suyo era captar tremendas fotografías de esa zona de su país y dotar de humanidad y de realidad a un deep south demasiado a menudo atrapado en las redes del tópico y la parodia.
El microcosmos de “Letra torcida, letra torcida” gira en torno a Silas Jones, policía negro en el pueblo de Chabot, y Larry Ott, su amigo (blanco) de infancia, ahora un hombre solitario y estigmatizado debido a que hace años fue acusado del asesinato de una joven de la que nunca se halló el cuerpo. Entretejiendo pasado y presente –marcado por un nuevo crimen en la zona–, Franklin desarrolla una explosiva narración donde los secretos familiares, el racismo y la amistad se enredan como el kudzu que invade los edificios abandonados del pueblo.
El pasado de Silas y Larry, la empatía con la que autor retrata a estos dos hombres ligados por un secreto que desconocen, es el gran acierto de la novela; el otro, el penetrante aroma con el que Franklin nos conduce por el mapa de una población perdida del Sur, por su topografía suspendida en el tiempo, por sus habitantes solitarios aprisionados en el ámbar de una época que parece ajena a todo lo que ocurre fuera de su minúsculo radio de acción.
“Letra torcida, letra torcida” –en impecable traducción del infalible Javier Lucini– es un must en el magnífico catálogo de Dirty Works, editorial empeñada (y que dure) en mostrarnos la cara menos amable del corroído “sueño americano”. ∎