Álbum

Les Filles de Illighadad

At Pioneer WorksSahel Sounds, 2021

Este grupo femenino, surgido en el remoto pueblo de Níger que les da nombre, fue primero un dúo –fundado en 2016 por la guitarrista y cantante Fatou Seidi Ghali y la cantante Alamnou Akrouni, ambas de origen tuareg– que pronto captó la atención de Sahel Sounds, sello fundado por Christopher Kirkley que ha aglutinado en su entorno a un colectivo de artistas saharianos, entre los que se incluyen otros músicos nigerinos como Mdou Moctar y Mamman Sani.

Su primer disco, de título homónimo, publicado en 2016, se cierra con un largo tema titulado “Tendé” que sirve a la vez para denominar lo que es un ancestral estilo de música tradicional –basado en las voces, palmas y percusiones– y también un instrumento integrado por un mortero recubierto con piel de cabra y el palo de moler que proporciona el beat elemental de su folklore. Y, al igual que las tareas domésticas, la música es cosa de mujeres en estas comunidades nómadas, ya sea durante las celebraciones o como pasatiempo. Luego llegaron las guitarras y el rock tuareg. Fue así como Fatou empezó a tocarla, tomándola prestada de su hermano mayor. Primero una acústica y luego una eléctrica. De ahí a mezclar folk rural tendé y blues del desierto solo hubo un paso, el que dieron con su segundo álbum, “Eghass Malan” (2017), ya en formato de trío con la incorporación de Amaria Hamadalher, guitarrista originaria de Agadez. Y para el directo aún se reforzaron más con la incorporación del único elemento masculino de la banda, el guitarra rítmico Abdoulaye Madassane. Es con esta formación –que pasó por Barcelona dentro de Caprichos de Apolo en noviembre de 2017 en un memorable concierto– con la que grabaron a finales de 2019 “At Pionner Works”. El nombre hace referencia al centro cultural, sito en Brooklyn, fundado y dirigido por el reputado artista contemporáneo Dustin Yellin. Allí desplegaron, justo antes de la pandemia, su mesmerizante y repetitivo arte recogido en media docena de largos temas que se inician con “Surbajo” mostrando sus cartas, unas filigranas vocales que se elevan impulsadas por el agudo ritmo de guitarras y la grave percusión del mortero y una calabaza de agua.

El virtuosismo de sus melopeas, empujado por tambores y las cabriolas repetitivas de las guitarras, sigue en “Eghass Malan”, un trance entre el folk y el blues del desierto. Llegar a “Telilit” significa sumergirse en una odisea de once minutos en la que, impertérritas, escancian unos mantras bajo cuya aparente monotonía se esconde un trabajo guitarrístico notable, con filigranas en clave fingerpicking incluidas.

El gran hallazgo de Les Filles de Illighadad es haber sabido reconducir unos cantos tradicionales femeninos, que en el caso de “Chakalan” recurren al efecto de llamada y respuesta, hacia la dimensión de Bombino y Tinariwen, invocando la fuerza del rock; con unos riffs y unos punteos incandescentes que en “Inssegh Inssegh” elevan este folk africano a una nueva dimensión. Catárticas y punzantes, rematan con un “Irriganan” en el que demuestran también la fuerza de su música cuando solo utilizan voces y percusión, en un tema que pide a gritos una remezcla que seguro galvanizaría las pistas de baile. ∎

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