Desde que publicasen en 2015 su segundo álbum, “Tape Hiss”, los holandeses Rats On Rafts se han ganado un amplio refrendo dentro de la comunidad post-punk anglosajona. Lo atestigua el haber sido teloneros de Pere Ubu, Mission Of Burma y Franz Ferdinand, entre otros. Precisamente la gira que compartieron con la banda de Alex Kapranos por Japón en 2019 parece haber sido una gran inspiración de cara a este nuevo trabajo. Al menos, es lo que se refleja en su vibrante single “Tokyo Music Experience”. Aquel “Tape Hiss” era un buen álbum dentro de su género, sobre todo gracias a las rabiosas guitarras de Arnoud Verheul (también responsable de sus magníficas portadas, que nunca pasan desapercibidas en las cubetas). 

Ahora, sin embargo, el cuarteto de Rotterdam ha querido dar un paso adelante en su ambición, no ser una banda más. Así, ha tejido un álbum de contenido conceptual, con su prólogo y su epílogo, sus interludios y sus extractos, casi siempre con extravagantes juegos de voces y pianos destartalados y anárquicos. Su narrativa es confusa también, con un punto como de trama de misterio conspiranoico y un cripticismo que parece más dado a epatar que a intentar transmitirnos algo mínimamente interesante. Su vocalista, David Fagan, alterna el canto moderadamente demente con recitados que, cuando interaccionan con la voz de la bajista Natasha van Vaanderburg, llegan a recordar a The Sugarcubes o a unos The B-52’s ratoneros, una influencia que veo más atinada que las que más se esgrimen cuando se habla sobre ellos (The Fall, The Beach Boys...).