Álbum

Terrace Martin

DronesSounds Of Crenshaw-BMG, 2021

El angelino Terrace Martin es un portento, multinstrumentista, compositor, cantante y productor con una deslumbrante carrera a la altura de sus amigos y colaboradores, Kendrick Lamar, Kamasi Washington, Snoop Dogg, Thundercat o Robert Glasper. Se mueve como pez en el agua en cualquier vertiente de la música afroamericana, sea R&B, hip hop o jazz, y lo ha demostrado en una serie de álbumes en los que el elemento colaborativo es esencial.

En el nuevo “Drones” lo vuelve a certificar, haciendo de la elegancia sofisticada su seña de identidad. En el single y tema titular, habla de la paradoja de la incomunicación que provocan las nuevas tecnologías y también del omnipotente sexo, con varios featurings, entre los que destacan Kendrick Lamar y Snoop Dogg, en una zambullida en el túnel del tiempo que suena a Parliament. Y la corpulenta línea de bajo funk y los metales de “Leave Us Be” sirven de contrapunto a una melodía que es puro sirope soul, empalmada a “Work It Out”, combinando el rap de Cordae con, de nuevo, una caricia vocal que se relame entre teclados vintage.

La misma fórmula de funk gomoso, desmayo vocal y sintetizadores preside “This Morning”, con interludios R&B y hip hop cortesía de Arin Ray y Smino, y “Tapped”, en esta ocasión con un desvío smooth jazz y las voces invitadas de Channel Tres y Celeste. En cambio “Reflection”, con la ayuda de James Fauntleroy, tiene tanto de Frank Ocean como de la pureza del góspel. Elegancia y distinción que conducen a un “Leimert Park” que entronca con la maestría del verbo de The Last Poets para introducir Griots Of The Crenshaw”, un funk espiritual, jazzístico y progresivo de la mano de sus colegas Kamasi Washington y Robert Glasper –con los que comparte Dinner Party, siendo además miembro del proyecto de Glasper R+R = Now–, que repite en un “Listen” dominado por la portentosa voz de Kim Burrell a lo soul diva.

El propio Martin se ocupa del saxo funk-jazz que dirige “Sick Of Crying”, con un ojo puesto en Maceo Parker, antes de dar cancha a Leon Bridges, con su seda soul old school, y al rapero D Smoke, que aprovecha para soltar unas rimas en castellano. Siempre la misma ambivalencia: terciopelo vocal, mayormente femenino, y beats con rimas, humeantes, como las que escancia YG para dar la réplica a la sensual Malaya en un “Evil Eyes” que parece trip soul de vieja escuela. La conclusión es que Terrace Martin sabe sonar mullido y clásico y al mismo tiempo desprender modernidad. ∎

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