Cómic

Anneli Furmark

Llévame contigo Blackie Books, 2022

¿En qué difícil equilibrio se puede encontrar la felicidad personal? Elise, protagonista de “Llévame contigo” (2020; Blackie Books, 2022), es una mujer plena, en la cincuentena. Escritora profesionalmente consolidada, atesora un largo recorrido de décadas sin estridencias. Pero cuando conoce a Dagmar, igualmente madura y de vida aparentemente feliz, el equilibrio se vuelve inestable. El enamoramiento trastoca el mundo de ambas. Sin embargo, Anneli Furmark (Vallentuna, Suecia, 1960) pone su mirada –intensa, templada y empática– tan solo en Elise. Es un acierto. Nos retrata con hondura la crisis (emocional, vital, marital) de una de las partes y al tiempo nos permite comprender la otra cara de la moneda a través de los encuentros furtivos, las conversaciones de WhatsApp, las decisiones que toma Dagmar –casi en off– respecto a su propia vida. Entendemos un relato de dos focos a través de uno de ellos.

“Llévame contigo” cita desde su título original (“Gå med mig till hörnet”: “Llévame al rincón”, en sueco; “Walk Me To The Corner” en inglés) un tema de Leonard Cohen, “Hey, That’s No Way to Say Goodbye”, donde el canadiense canta: “Walk me to the corner, our steps will always rhyme. You know my love goes with you as your love stays with me”. Como muchas canciones de Cohen, esta novela gráfica ahonda en los sentimientos más intensos. Es un retrato de las incontables esquinas que tiene el amor maduro. También de la fuerza arrolladora del amor pasional, que no es una cualidad necesariamente exclusiva de la juventud sino, así lo vemos en las páginas medidas y funcionales de este cómic, una ola que no distingue generaciones, contextos sociales o situaciones personales. Cuando Elise descubre a Dagmar se condena a perder el equilibrio en su edad madura, sí, pero a cambio de momentos de intensidad inauditos en su vida previa.

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La maestría de Furmark se encuentra en su profunda sensibilidad para captar las matizadas sensaciones, alegrías, deseos, dudas y sufrimientos que esta relación furtiva supone para su protagonista. Lo hace a través de unos textos brillantísimos –con traducción de Alba Pagán–, especialmente en los diálogos entre Elise y su marido Henrik, impregnados de una tristeza cotidiana pero atenazante: drama verité. Esa sensación se traslada también a los dibujos, sencillos pero eficaces, y a un color con acuarela que imprime un ambiente otoñal idóneo para el caudal reflexivo de la obra (un apunte: merece la pena perderse en la sección “Paintings” de la página web de Furmark, para cotejar sus capacidades pictóricas).

Anneli Furmark era una autora inédita en el mercado español pero en absoluto desconocida en el mundo de la novela gráfica internacional. Su primera obra, “Labyrinterna och andra serier”, se publicó en 2002. Suma ya diez novelas gráficas y ha sido traducida al inglés y al francés. Y queremos más en castellano. ∎

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