Publicado en 1967 (“Vento ferido”; Impedimenta, 2022), “Viento herido” supuso el debut narrativo de Carlos Casares (1941-2002), uno de los nombres de referencia de la literatura gallega.
La docena de relatos del volumen, breves y concisos, levantan un mundo preñado de violencia y tragedia, trazados con una escritura que esculpe a cuchilladas lazos de sangre y relaciones imposibles. El tono ya lo marca el primer cuento, “El juego de la guerra”, un espejo de crueldad infantil que en menos de cinco páginas crea todo un universo de intensidad sobrecogedora.
Recuperado en traducción de Cristina Sánchez-Andrade –también firmante de un posfacio ideal para adentrarse en los vericuetos del escritor orensano–, “Viento herido” supuso un torbellino de aire fresco en el ámbito de la narrativa ibérica y su absoluta modernidad permanece intacta a lo largo de todas sus páginas, especialmente en piezas de orfebrería como “Monólogo”, “La muchacha del circo” o “Como lobos”.
Un rescate importante y necesario –que incluye las ilustraciones del recientemente fallecido Xulio Maside– que debería servir para enfocar de nuevo la mirada hacia un narrador no demasiado recordado fuera del ámbito galaico que abarcó periodismo, ensayo, biografía, literatura infantil y traducción y que nos abandonó demasiado pronto sellando su trayectoria con el conmovedor “El sol del verano” (“O sol do verán”, 2002). ∎