Espíritu adolescente. Foto: Richard Weedon
Espíritu adolescente. Foto: Richard Weedon

Entrevista

“Come As You Are”: Nirvana en la intimidad

Publicada originalmente en 1993, “Come As You Are” no solo fue la primera biografía de Nirvana; también se considera la mejor. Con motivo de su primera edición en castellano, hablamos con su autor, Michael Azerrad, que recibió el encargo del libro a través del mismísimo Kurt Cobain.

Se acaban de cumplir treinta años de la salida a la venta de “Nevermind” (repito: ¡treinta años!). Desde aquellos primeros compases de la década de los 90, no ha surgido ningún artista que haya hecho remover los cimientos de la industria como entonces lo hizo Nirvana. Tampoco nadie que provoque la admiración uniforme que el trío despertó en toda una generación de jóvenes. Intento pensar en algunos nombres al respecto… ¿Coldplay? ¿Billie Eilish? ¿Rosalía? Ni de lejos. Ellos fueron el último GRAN GRUPO del rock.

En las tres décadas transcurridas desde entonces, la estela de la banda ha seguido su camino. Han sido incluidos en el Rock & Roll Hall Of Fame y el himno generacional que fue “Smells Like Teen Spirit” (más de mil millones de escuchas acumuladas en Spotify en el momento de escribir esto) ha sido versionado en cientos de formas diferentes, algunas de ellas aberrantes. ¿Quién hubiera imaginado que esa música tan cruda y urgente podría mantenerse en el tiempo de este modo? “La música de Nirvana es muy poderosa, incluso espiritual. Ese es el tipo de música que perdura”, afirma  vía e-mail Michael Azerrad, autor de “Come As You Are. La historia de Nirvana” (1993; Contra, 2021) y del referencial “Nuestro grupo podría ser tu vida. Escenas del indie underground norteamericano 1981-1991” (2001; Contra, 2013: mejor libro pop del año en Rockdelux). Tal como ya pasó antes con el punk, el mensaje de rebeldía contra el sistema que promulgó Nirvana (que no es otro que el del punk rock) ha terminado siendo engullido y asimilado por ese mismo sistema contra el que se quiso rebelar. Mientras tanto, ajeno a todo, Kurt Cobain permanecerá siempre joven en fotos como la que ilustra la portada del libro.

Azerrad, periodista neoyorquino y colaborador en cabeceras como ‘The New Yorker’, ‘Spin’, ‘The Wall Street Journal’, ‘The New York Times’, ‘Billboard’ o ‘Rolling Stone’, fue escogido y contactado por Cobain para el proyecto del libro. Él mismo ha afirmado en repetidas ocasiones que gozó de total libertad para escribir, y tuvo la ayuda del músico para contactar con los personajes clave en la historia. El resultado es un texto que aporta una visión periférica de la banda y de las circunstancias que rodearon su sorprendente, inesperado y rapidísimo lanzamiento al estrellato, y cómo afectó este viaje a los tres miembros del grupo, cada uno con sus propios problemas para asumir su nuevo estatus de estrellas del rock. Mientras que David Grohl, a través de sus propias declaraciones y las de otros protagonistas, parece verse a sí mismo como el eterno chico nuevo –y suele ser el que mejor cae a la gente que rodea al grupo–, Krist Novoselic lidia con un problema de alcoholismo y con la sensación de alejarse cada vez más de su gran amigo, un Kurt Cobain atrapado por sus demonios y una adicción cada vez más obvia a la heroína. Leído con la perspectiva del tiempo, el texto contiene en las declaraciones de Kurt Cobain numerosas llamadas de atención sobre su carácter suicida. Da escalofríos. La personalidad del de Aberdeen se muestra lejos de la de alguien con el carisma que se presupone en una estrella del rock. Poco dado a las multitudes, a lo largo de estas casi quinientas páginas aparece retratado como alguien inteligente, meditabundo, de pocas palabras. Esta personalidad introvertida generaría, tal como se aprecia en las declaraciones de muchos de los entrevistados, diferentes percepciones de su personalidad. Para unos, Cobain terminó por ser insoportable; para otros, fue siempre un ser tierno y genial.

“Hoy la gente necesita ese tipo de autenticidad más que nunca. Eso es lo que representa Nirvana”, asegura Michael Azerrad.
“Hoy la gente necesita ese tipo de autenticidad más que nunca. Eso es lo que representa Nirvana”, asegura Michael Azerrad.

Azerrad llegó a entablar una relación de amistad con el músico a raíz de la escritura de la obra. “Me gustaba Kurt, pero no era una persona extrovertida, lo que en parte es la razón por la que no se las arreglaba bien con la fama. Era alguien con quien era fácil relacionarse”. Y apunta hacia algunas de las claves de su personalidad depresiva. “Mucha gente tuvo las mismas experiencias que él al crecer: padres divorciados, una época difícil en la adolescencia, no sentir que uno encaja. Él podía comunicar eso en su música, razón por la cual tanta gente la ama tanto”. Pese a esto, el Cobain que se muestra en las páginas de “Come As You Are” es, además del principal compositor del grupo, la verdadera cabeza pensante en el seno de la banda, quien tenía las ideas para la imagen, los videoclips, el camino a seguir… Incluso fue quien impulsó la idea de escribir el libro. También fue un artista inquieto con curiosidad por adentrarse en nuevas vías de expresión. “Es difícil especular sobre lo que habría hecho un gran artista como Kurt: parte de lo que era tan interesante en él estribaba en que tenía la capacidad de sorprendernos. Pero si tuviera que apostar, diría que habría hecho algunas grabaciones fuera de Nirvana, en solitario o con otros músicos, pero también habría seguido trabajando con el grupo, porque innegablemente era una banda de rock genial”, afirma.

Hoy, casi treinta años después de la muerte de Cobain –y, por tanto, del final del grupo–, su legado sigue siendo relevante para artistas de todo el mundo. Michael Azerrad lo resume para Rockdelux de manera inmejorable: “Vivimos en una era de cosas falsas: no solo noticias falsas, sino también Photoshop, Auto-Tune, alimentos artificiales, bots que se hacen pasar por personas, etc. Mucha gente quiere cosas que sean reales, que sean auténticas, que provengan del corazón y no de un algoritmo o un tubo de ensayo. Lo revolucionario de Nirvana fue que la música era genuina y apasionada: venía del corazón y no estaba fabricada. La música del trío no se hizo popular porque la industria de la música la promoviera, sino porque a la gente le encantó. Y hoy la gente necesita ese tipo de autenticidad más que nunca. Eso es lo que representa Nirvana”. ∎

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