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Deseo de series

¿Cuánto hace que no ves el título de una serie entre los trending topics mundiales? Después del confinamiento, ¿hay sequía de ficciones o, quizá, un empacho? Es posible que estemos lejos de ver el final de la era de dominación serial en el debate pop, pero quizá sí estamos asistiendo a la transformación del modelo imperante en los últimos años.

¿Tú tampoco sabes qué serie ver ahora mismo?

Es el comentario más repetido en los últimos días en redes sociales y conversaciones privadas. Y ahora, ¿qué serie veo? ¿Por qué hace semanas que no hay ningún título que apetezca de verdad seguir o que nos enganche colectivamente? Como todo lo que tiene que ver con el panorama mutante de la nueva ficción televisiva, la explicación a esta posible sequía de una serie-fenómeno es aproximada y multifactorial.

Durante un año de confinamiento, las plataformas de streaming han contado con todo un planeta como audiencia cautiva. Miles de millones de espectadores que no disponían apenas de otras ofertas culturales se volcaron a ver series. La progresiva reapertura de las actividades artísticas presenciales y las ansias por salir de casa cuando por fin despunta el buen tiempo podría explicar en parte el menor interés o el cierto desenganche de las propuestas surgidas de Netflix, Amazon Prime o HBO en estas últimas semanas. Además, la temporada de premios ha reanimado las conversaciones en torno a las películas de estreno y el cine ha recobrado así parte de la centralidad perdida en los últimos meses, a pesar de que los grandes estudios no tengan previsto estrenar sus títulos más comerciales hasta finales de agosto.

También se está notando la creciente resaca ante la sobreabundancia de oferta del streaming. A la llamada fatiga de decisión que nos aqueja ante la interfaz saturada de títulos de cualquier plataforma se suma ahora la crisis en las suscripciones. El escenario de competencia de las llamadas Streaming Wars (como las ha bautizado oportunamente la gran experta en el tema, Elena Neira) ha generado que, por primera vez, gigantes como Netflix no crezcan en suscripciones al ritmo esperado o incluso las pierdan. Las propias empresas están reajustándose a un tipo de visionado cada vez más efímero e infiel y, en consecuencia, hay menos apuestas por series que enganchen a largo plazo, algo que también se nota en las televisiones generalistas. ¿Cuál fue la última serie procedimental de largo recorrido, estilo “C.S.I” o “Bones”, que se estrenó? ¿Hay alguna sitcom reciente a la que se le pronostique una duración de más de tres o cuatro temporadas? En el streaming, lo más próximo a repetir un fenómeno como el de “Juego de tronos” es, por ahora, la nueva adaptación de “El señor de los anillos” que está produciendo Amazon con un presupuesto de récord y sin fecha de estreno por el momento. El sine die que rodea la nueva saga tolkieniana tiene que ver con el obligado parón en el rodaje durante la pandemia, que ha afectado a otras producciones. Aunque justo en estas semanas nos están llegando algunos de estos títulos rezagados, como la segunda temporada de “Mythic Quest” en Apple TV+ o “Falcon y el soldado de invierno” en Disney+.

“Gambito de dama”, por la discreción hacia el éxito.
“Gambito de dama”, por la discreción hacia el éxito.

Por otro lado, el éxito o fracaso de una serie no siempre se corresponde con el apoyo que le ha dado su plataforma. Uno de los títulos que ha arrasado estos últimos meses, “Gambito de dama”, lo ha hecho no gracias, sino a pesar de la escasa promoción que tuvo por parte de Netflix. Estamos viviendo el proceso de mutación de la industria audiovisual más significativo desde que la televisión se incorporó a los hogares. Así que, en este escenario mutante, son más evidentes las incertidumbres que las certezas, las prácticas de ensayo-error que las fórmulas seguras. Incluso tendencias que parecían definitivas como el binge-watching no han logrado barrer el modelo de estreno semanal que tan bien le suele funcionar a HBO. El paradigma de las múltiples plataformas de streaming plantea nuevos interrogantes: ¿por qué Apple no ha sabido trasladar a sus ficciones originales la pátina de prestigio y exclusividad de sus dispositivos tecnológicos? ¿Hasta qué punto invisibilizamos fenómenos de audiencia como los que rodean a las series turcas o a seriales médicos de nuevo cuño como “New Amsterdam” porque no se ajustan a nuestra idea de “serie de prestigio”? ¿Dónde situamos el éxito de producciones como “Crims”, de TV3, que demuestra que las series en las televisiones convencionales siguen teniendo tirón?

Incluso si echamos un vistazo a los estrenos recientes en plataformas, sería injusto proclamar que no hay títulos de interés, desde “Exterminad a todos los salvajes” (HBO), el contundente docuensayo de Raoul Peck que ofrece una perspectiva no eurocéntrica al colonialismo occidental, a “Calls” (Apple TV+), ese ejercicio experimental en torno a un relato de terror más próximo a la radionovela clásica que a la nueva ficción. En un escenario tendente a la sobresaturación, la dispersión y la inestabilidad, quizá debamos acostumbrarnos a que no exista cada semana un título que aglutine ese deseo por una serie que nos atrape y al mismo tiempo forme parte de la conversación general. ∎

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