Una ciudad del sur de Estados Unidos, un joven estudiante de clase obrera que llega para estudiar literatura, un encuentro con una conocida estrella de rock de la ciudad, la chispa del deseo y del amor…
Aunque no se citen explícitamente nombres, la ciudad es Athens, en Georgia, y la estrella de rock es Michael Stipe, artista que fascinó a Douglas A. Martin (Virginia, 1973) desde que vio en 1991 el vídeo de “Losing My Religion”.
Esta relación de seis años –que Martin confirmó más tarde en una entrevista– es el material que el escritor amasó para construir las poco más de 150 páginas de “Esbozo de mi amante” (“Outline Of My Lover”, 2000; Sexto Piso, 2022), un bildungsroman queer que rememora la infancia del autor en el marco de una familia no precisamente feliz, el dolor de sentirse diferente, la aceptación de su sexualidad y el deslumbramiento absoluto por la rock star voluble (el terror de Stipe a “la enfermedad”, el sida) y siempre ocupada que marcó a fuego su juventud.
Condensado e intenso –rastreando, se encuentran abundantes comparaciones entre este libro y “El amante” (1984) de Marguerite Duras–, el relato es una montaña rusa de emociones que pone sobre el tapete las inseguridades del amor romántico, el desgaste del deseo, las diferencias de clase (y de edad) y el sentirse (o no) parte de una escena artística en la que Martin se ve muchas veces únicamente como el complemento del momento del afamado cantante: “Aunque dejó que nos captaran en un momento eterno como si fuéramos pareja, lo que siento en realidad es que estaba ocultándome. Porque no todos sus conocidos tenían que sacar ninguna conclusión sobre lo que yo era para él”.
Historia de una obsesión y de la imposible carrera por destilar el amor puro e incondicional, “Esbozo de mi amante” –magníficamente traducido por Vanesa García Cazorla– es una delicada y concisa elegía sobre las espinas de los primeros enamoramientos, un poema en prosa (recuerden: Stipe & Martin, junto a Tom Gilroy, Jim McKay y Grant Lee Phillips, entre otros, dieron a luz en 1998 “The Haiku Year”) a corazón abierto sobre las inseguridades y certezas que implica entregarse a alguien aguardando una compensación que jamás colma lo que uno espera (o que lo hace de forma intermitente). La balanza del amor, casi siempre desequilibrada, encuentra en esta novela un espejo tan preciso como bello. ∎