Para poder leer el contenido tienes que estar registrado.
Regístrate y podrás acceder a 3 artículos gratis al mes.
La historia como género narrativo está presente en el cómic europeo con una persistencia ajena a modas. Esto en ocasiones deriva en obras apolilladas, antes que atemporales, pero no siempre. Uno de los ejemplos que podemos enarbolar para demostrar cómo los sucesos de nuestro pasado pueden resonar vívidos es esta novela gráfica a cuatro manos.
Florent Grouazel (Lorient, 1987) y Younn Locard (Ruan, 1984) desenvuelven en este primer tomo de “Revolución” (la obra se completará en forma de trilogía) una ambiciosa polifonía de voces y estratos sociales, que es la que ha definido el acontecimiento más importante del siglo XVIII. Caben, en la panorámica, personalidades históricas de la Revolución (como Robespierre), pero el peso narrativo recae en ideólogos anónimos, desheredados, la masa trabajadora o la fuerza de la burguesía urbana, lo que conocemos como el Tercer Estado.
El relato es detallista y riguroso, de una ambientación exhaustiva para forzar la sensación, en el lector, de verosimilitud rotunda. Pero sobre todo estamos ante un cómic cercano, en su espíritu, a la libertad creativa de la nouvelle bande dessinée. Y en su mirada pasional hacia lo narrado, “Revolución” (Fauve d’or al mejor álbum del Festival de Angoulême en 2020) se inspira en el arrebato de un Tardi antes que en la frialdad amanuense de Bourgeon (aunque los autores reconocen influencias de ambos). Se lee, pues, en clave de presente reflejado en el pasado, no como mero acto recreativo del ayer.
Sobran algunas pinceladas enfáticas, pero pesan más las bondades de la obra: su capacidad de hacer sencillo lo complejo (y la Revolución Francesa lo fue, extremadamente); la eficacia a la hora de captar ambientes muy dispares casi a vuelo de pájaro, con un dibujo expresivo; unos diálogos precisos y naturales, y un empleo del color tan hábil como esteticista. Si los autores ahondan en sus virtudes limando el resultado de su ambicioso proyecto, nos brindarán una trilogía a emparejar con logros recientes en el subgénero como “Berlín” (Jason Lutes, 1996-2018) o “La balada del norte” (Alfonso Zapico, 2015- ). ∎