Si “Nevermind The Bollocks, Here’s The Sex Pistols” (1977) es el disco por antonomasia del punk, “Dios salve a los Sex Pistols” (“Sex Pistols: The Inside Story”, 1978; Contra, 2021) debería ser su texto de cabecera. Y no solo porque fue el primero en recoger la corta historia del grupo inglés, sino porque es el que mejor ha reflejado todo lo que pasó en su seno, así como el revuelo sociológico y periodístico que se desató a su alrededor.
Narrado de manera anárquica, casi espasmódica, saltando del diario de Judy Vermorel (secretaria de Malcolm McLaren y asistente del grupo) a las entrevistas realizadas por Fred (pareja de aquella y viejo amigo de McLaren), y salpicado todo con reflexiones varias, pequeñas biografías de los principales protagonistas, recortes de prensa, fotografías e incluso algún que otro ensayo cultural, el libro (que se completa en sus últimas páginas con una discografía del grupo y un mapa con la relación de sus miembros con otras bandas tanto previas como posteriores) refleja el carácter indómito del movimiento que representa incluso en su propia configuración, adoptando la estética de un fanzine sin por ello dejar de ser exhaustivo y muy completo.
Mirando a través de estas páginas con ojos de 2021, la radicalidad de la propuesta del grupo se mantiene como la más importante de los últimos cincuenta años. Su rechazo a las normas del establishment artístico y social abrieron una brecha generacional y cultural que aún hoy permanece viva (transformada y quizá triturada por el sistema, sí, pero viva al fin y al cabo), y no se me ocurre ningún otro movimiento que haya resultado de tal impacto en la juventud. Dicho esto, se entrevé la inocencia de los más jóvenes del relato, movidos por su entrega a la causa contra todo, frente la motivación de los más mayores, quienes se muestran como manipuladores en pro de su propio beneficio o bien incapaces de manejar la situación.
Colocado frente a “England’s Dreaming. Los Sex Pistols y el punk rock” (1991) de Jon Savage, puede carecer del poso analítico de este, pero a cambio ofrece la frescura de estar en el momento justo y el lugar adecuado. Del mismo modo, “Dios salve a los Sex Pistols” es capaz de mostrar a los diferentes protagonistas despojados de misticismo, lejos del brillo de los focos. Por poner un par de ejemplos significativos, Malcolm McLaren, mánager del grupo y supuesto artífice e ideólogo del movimiento punk en Inglaterra, aparece (siempre por boca de otros, dada su negativa a formar parte del proyecto) despojado de la supuesta genialidad maquiavélica que siempre se le ha atribuido; mientras que Sid Vicious (que sí aparece entrevistado en primera persona) se muestra como un joven inmaduro y autodestructivo, atrapado por su propio personaje.
En general, el punk terminaría siendo engullido por el sistema, algo que en la obra queda patente gracias al testimonio de Danny Friedman, representante del Victoria & Albert Museum, quien relata con absoluta clarividencia cómo y por qué el museo se decide a comprar material visual asociado a los Sex Pistols (recordemos que el libro se pubicó en 1978, lo que significa que habían pasado solo meses desde la explosión de popularidad de la banda y del propio movimiento punk inglés).
No creo que haya una obra literaria que recoja de manera más fidedigna el espíritu del punk primigenio y la relación de sucesos y personajes que lo propiciaron, y su edición traducida al castellano (excelente trabajo de Ibon Errazkin) es un objeto sobresaliente que ningún interesado en la cultura pop debería dejar pasar. Hazte con este libro YA. ∎