Genio y figura, todavía.
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Entrevista

John Waters: “Si un tipo de música es una mala influencia, qué gran música debe ser para tener ese poder”

Conversamos con uno de los cineastas más transgresores de la década de los 70 sobre sus preferencias musicales, la manera en que construyó ese gusto personal y su voluntad por mantenerse actualizado en tiempos de oferta infinita e hiperestímulos no siempre requeridos. El 8 de junio protagonizará uno de los encuentros programados por PrimaveraPro en el CCCB barcelonés.

John Waters (Baltimore, 1946) –y su bigote trazado con precisión por un eyeliner Maybelline– fue considerado durante mucho tiempo el “papa del trash”, como le gusta llamarse a sí mismo. Su obra temprana –“Multiple Maniacs” (1970), “Pink Flamingos” (1972), “Polyester” (1981)– es transgresora y heredera de la tradición que va de la B a la Z, pasando por el exploitation. Supuso una sonada tocada de narices al establishment de la ficción y lo políticamente correcto. Fue una influencia definitiva para el primer y gamberrísimo Almodóvar. Sin embargo, hoy “Pink Flamingos” forma parte de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, lo que de algún modo hace que su aportación a la cultura norteamericana se haya visto validada por las instituciones. Antes de que esto ocurriera, Waters puso su granito de arena al edificio babilónico de Hollywood tras el éxito inesperado del musical “Hairspray” (1988), con obras como “Cry-Baby (El lágrima)” (1990), “Pecker” (1998) o “Cecil B. Demented” (2000).

A ojos vista parece que la asimilación de su figura es completa. Pero este apóstol de los suburbios del buen gusto canónico nunca ha dejado de ejercer de guía a quien ha querido escuchar. A través de su obra spoken word, de instalaciones artísticas, comisariando y presentando festivales punk y al hacer públicas sus filias musicales, donde se puede encontrar desde rock’n’roll primitivo hasta Maria Callas, pasando por Low o Justin Bieber. Siempre al margen de lo que se debe pensar y decir para agradar. Más que papa, apóstol o evangelista de lo suyo, lo que finalmente arroja Waters como figura ecléctica es el retrato de una sana heterodoxia.

La conversación que sigue se realizó por videoconferencia pero con la cámara apagada. Le ahorramos al venerable señor Waters tener que pasar por maquillaje, eyeliner, estilismo y peluquería. Para eso habrá que verlo en su charla en directo. Porque sobre todo ello viene a hablar al PrimaveraPro, el 8 de junio, con Samantha Hudson. El título de la charla entre ambos es “Desarrollar el gusto musical”. En el capítulo “I Got Rhythm” de su libro de memorias “Consejos de un sabelotodo” (2019; Caja Negra, 2021), da cuenta de cómo fue este tránsito para él.

A pesar de charlar con alguien tan arraigado en una obra personal única, divisiva y confrontacional, con una narrativa personal culturalmente muy trazada, resulta sorprendente hallar un discurso tan rico como abierto al otro. Desde la convicción de que las opiniones son para refutarlas y con el reconocimiento de errores de juicio tempranos. En torno a la reivindicación de la diferencia y la apertura mental. Así se forja el gusto.

En 1990, en Nueva York, con Pedro Almodóvar y Jim Jarmusch. Foto: Catherine McGann (Getty Images)
En 1990, en Nueva York, con Pedro Almodóvar y Jim Jarmusch. Foto: Catherine McGann (Getty Images)

Vienes a PrimaveraPro para hablar sobre el concepto de gusto musical y, de alguna manera, sobre el futuro de la industria de la música. ¿Cuál es tu fórmula para acercarte a la música sin prejuicios?

¿Te refieres a cuando pongo música en mis películas o solo a mi gusto personal?

A tu gusto personal. Porque supongo que luego es lo que llega a tu cine.

Creo que no hay género que realmente no me guste y que tus gustos musicales pueden cambiar. Como cuando salió la música disco. La odiaba porque yo era un punk rocker. Nos burlamos de ella. Pero ahora, cuando escucho música disco, me gusta bastante. No me gustaban los Beatles cuando aparecieron, eran demasiado alegres para mí, pero ahora me gustan. Y así tus preferencias pueden cambiar. Y al revés. Que algo que te gustaba deje de hacerlo. Pero no suelo transitar ese camino contrario. Por lo general, no me ocurre que algo que amaba cuando era joven termine avergonzándome o cambie de opinión al respecto. Era bastante firme en mis gustos musicales y tú también tienes que serlo, no puedes dejar que otras personas te influyan. La mejor música siempre es la primera música que adoras y tus padres odian. Y cuando eso ocurre, generalmente cuando tienes menos de diez años, comienza la banda sonora de tu vida y empiezas a desarrollar el gusto allí mismo. Pero, en general, el tipo de música que hace historia es el que resulta problemático al principio.

En tu libro confiesas que, entre 1964 y 1976, no seguías mucho la actualidad musical.

Bueno, no me gustaba, pero sí que estaba al tanto. Odié cuando llegaron los Beatles porque para mí terminaron con la Motown y el rhythm’n’blues. Pero es cierto que en ese período no estaba investigando nuevas músicas. Nunca me gustó demasiado el sonido de Liverpool, pero ahora sí. Cuando lo escucho ahora me gusta mucho. Hay cosas de Marianne Faithfull que me encantan y algunas de aquellas bandas realmente me gustan. Pero eso fue después de que Marianne Faithfull también se reinventara a sí misma. Y tengo un gran respeto por Paul McCartney en este momento. Compré entradas muy caras para un amigo como regalo, que se moría por ir y ni siquiera le gustaba entonces. Mis gustos musicales han cambiado pero tienes que estar abierto a todo y necesitas estar rodeado de gente joven. Es clave. A medida que envejeces pierdes el contacto con ellos. Hoy es todavía más y más complicado, porque hay tantos géneros musicales diferentes… Cuando era joven todos sabíamos cuál era el número uno en todo el país. Hoy la mayoría de gente ni siquiera sabría cuál es el éxito número uno en su país. La mayoría de personas ni siquiera podría identificarlo. Es un contexto radicalmente distinto, lo que significa que tienes que tener jóvenes a tu alrededor, espías, gente que te hable de música nueva. También tienes que leer reseñas de música y críticas de álbumes. Es como me entero de cosas nuevas.

“La mejor música siempre es la primera música que adoras y tus padres odian. Y cuando eso ocurre, generalmente cuando tienes menos de diez años, comienza la banda sonora de tu vida y empiezas a desarrollar el gusto allí mismo. Pero, en general, el tipo de música que hace historia es el que resulta problemático al principio”

Pero no deja de resultar trabajoso. Se necesita voluntad de actualizarse. Yo lo hago porque de algún modo es mi trabajo y me gusta. Pero pensemos en alguien que no necesita estar involucrado en la actualidad de la música. Con el tiempo esta dinámica de actualización continua se puede volver agotadora, especialmente hoy, con todo tan segmentado. ¿Qué pasa con el gusto si no se actualiza?

Bueno, me gusta. También es mi trabajo porque pongo música en películas, a veces actúo como presentador de un gran festival de punk rock. Presenté el Horrible Country Festival. Es un tipo de música muy diferente, así que tengo que saber de todo tipo de géneros. Yo voto en los Grammys. He grabado música. Tengo dos nominaciones al Grammy en la categoría de spoken word. Me encantan las novelty songs (se refiere a un género con un fuerte componente narrativo sobre temas de actualidad con componente humorístico), que ya no se hacen. ¿Crees que habrá aparecido una novelty song sobre el COVID? Que yo sepa, no la hay.

Me ha sorprendido la selección de canciones que te han marcado que citas en tu libro. Algunas son bastante raras. Me preguntaba qué es lo que hace que para ti una canción resista la prueba del paso del tiempo.

Que tenga energía cruda. Eso el tiempo no lo desgasta. Esa clase de temas todavía son fuertes y poderosos. Piensas en algunas canciones, como la energía que desprende “Rumble”, de Link Wray. ¿Sabes que estuvo prohibida? ¿Cómo se puede prohibir un tema instrumental? Pero lo hicieron porque se dijo que incitaba a la violencia adolescente. Eso es increíble. ¡Un instrumental prohibido! No hay palabras. Esa fuerza fascinante de una canción hace que pueda suceder algo así.

Me gusta cuando en esa lista de temas hablas de tu preferencia por errores de interpretación. Bueno, no son tanto errores sino voces no normativas o fuera del canon que se acaban convirtiendo en algo carismático. Hablas de cierta cantante con una voz muy nasal…

Te refieres a Shirley, de Shirley And Lee (se puede encontrar su clásico “The Flirt” en la banda sonora de “Cry Baby (El lágrima)”). Sí. Y hubo muchos cantantes más tarde que tenían voces nasales, pero ella lo empezó todo. Y también lo hicieron Rosie & The Originals con “Angel Baby”. Creo que ese fue el primero donde ella cantaba como si se tapara la nariz. Y se convirtió en un estilo. Se transformó en un género que trajo un puñado de cantantes femeninas que sonaban como si estuvieran resfriadas cuando cantaban: Rosie y Shirley And Lee. Shirley era increíble. Me encanta esa voz nasal. Pero nadie había pensado en ello como definición de una buena voz. Del mismo modo que la de Rufus Wainwright no es una buena voz convencional. Harvey Fierstein en “Hairspray” no es una buena voz convencional, pero son grandes cantantes, y creo que eso es lo que tiene de asombroso. Como Johnny Ray, cuando lloraba y todo ese tipo de cosas. Puedes ser un gran cantante y no tener una buena voz.

Algo que lo hace único, ¿no?

Sí, que suena completamente original. Nadie más canta así. Todos ellos, desde Alvin y Las Ardillas hasta, ¡oh dios!, Marianne Faithfull.

En los Grammy, en Los Ángeles, en 2015. Foto: Kevork Djansezian (Getty Images)
En los Grammy, en Los Ángeles, en 2015. Foto: Kevork Djansezian (Getty Images)

¿Por qué crees que pasa esto, que escuches una voz así y tengas una epifanía? ¿Qué piensas tú como artista?

Alguien tiene que ser el productor o el director que tenga el gusto necesario y decida arriesgarse con eso. Debe existir esa figura. Y eso es lo que es tan sorprendente, porque obviamente ahora sabemos que esas cantantes tenían discos de enorme éxito. Pero me pregunto cómo de vanguardista fue para esos productores arriesgarse con esos cantantes cuando la gente decía: “¿Qué le pasa? ¿Tiene una pinza de tender la ropa en la nariz? ¿Por qué está cantando así?”. Pero a los chavales les encantó, los volvió locos. Es quien se arriesga, quien saca el disco. El primer sello que publicó a Little Richard, Speciality Records. Imagina lo valiente que fue eso, porque no sonaba como nadie más.

Quiero citarte. En el libro dices, hablando de country: “Algunas canciones que te harán más estúpido en la vida académica, te harán más inteligente en la vida real”.

Eso es cierto. En la música se usa un inglés pobre a propósito. Decimos palabras que no existen. Suena muy tonto si lo lees, pero suena tan radical cuando se canta que te hace más estúpido en el mundo académico y más inteligente en el mundo real, porque te hace hablar de una manera y escuchar de una manera que ciertas personas no pueden entender. Esos creadores son los que realmente están creando el sentido del gusto en la música. Siempre cuestiono las críticas demasiado intelectuales del rock’n’roll. Me parecen poco inmediatas. Realmente no tiene ningún sentido analizar esa música así.

Quiero hablar un poco sobre el rol de las artes en la sociedad. ¿Crees que en el contexto actual en que vivimos, en un mundo cada vez más polarizado, ese eclecticismo musical es una buena receta contra el fanatismo?

Creo que la música puede unir a las personas. Pero entiendo a los músicos que estaban indignados por que Trump usara su música en un mitin cuando no se hizo para él ni nada. Creo que hacer reír es la mejor manera de hacer que cambie la opinión de la gente. Así que ver a la gente bailar es genial. Ver a los jóvenes bailar, pase lo que pase, esa política puede unir a la gente. La música puede unir a la gente porque parece estar más allá de la política. Porque ¿hay música de derechas? A la derecha, ¿qué música le gusta? Quiero decir: ¿les gusta algo de música rap? Supongo. No sé. Pero parece que el rock’n’roll apeló a todos menos a los que ostentaban el poder en ese momento. Pensaban que el rock’n’roll era la mayor amenaza de la historia. Cuando yo estaba creciendo, era lo peor. Fue de la mano con el comunismo en Estados Unidos, esas eran las dos cosas que iban a ser la peor influencia en los críos. Y siempre pienso: “Si algún tipo de música es una mala influencia, qué gran música debe ser para tener ese poder”. La gente dice que la música rap hace eso hoy. La música rap reinventó la forma en que todo el mundo habla, todo el mundo la cantaba y todavía lo hace. Y es poesía. ¿Quién pensó que la poesía podía ser peligrosa?

“En la música se usa un inglés pobre a propósito. Decimos palabras que no existen. Suena muy tonto si lo lees, pero suena tan radical cuando se canta que te hace más estúpido en el mundo académico y más inteligente en el mundo real, porque te hace hablar de una manera y escuchar de una manera que ciertas personas no pueden entender”

¿Crees que cualquier forma de cultura es arte?

Nunca me llamo a mí mismo “artista”. Creo que le corresponde a la crítica de la historia decidir eso. Cuando la gente me dice: “Oh, soy un artista”, siempre pienso para mis adentros: “Creo que seré yo quien juzgue eso, no tú” (lo dice con sorna musical). Es un poco pomposo llamarse a uno mismo “artista”, pero entiendo lo que esa gente trata de hacer. Ganarse la vida dentro de las artes es un riesgo. Tienes que estar acostumbrado a que te rechacen porque ocurrirá durante muuuucho mucho tiempo hasta que una persona diga “OK, entra en el club”. Es como hacer autostop. Y siempre les digo a los jóvenes que es gratis obtener un “no” y no te cuesta nada. Pide lo que quieras. Puedes preguntar mil veces y siempre dicen “no”. Pero cuando alguien dice “sí”, tu carrera puede comenzar. No es fácil meterse en las artes. Tienes que aprender sobre la parte comercial, tienes que aprender cómo funciona, tienes que escuchar todo tipo de música para ver por qué una causó impacto y por qué la otra no. Por qué algunas personas son directamente atraídas por algunas músicas y por qué otras personas se enfurecen o enojan tanto con la música. Tienes que investigar su poder.

¿Crees que el arte tiene que ser incómodo?

No, creo que el arte puede burlarse de estar cómodo. Creo que el arte tiene que sorprenderte, tiene que hacerte pensar en algo de una manera distinta. O al menos hacerte considerar pensar sobre algo de una manera diferente. Eso podría ocurrir si fueras la persona más transgresora y loca. Ahora bien, si te hizo pensar que algo era hermoso, ¿es cursi? ¡Pero eso también es arte! Quiero decir, si es Jeff Koons. Elabora una especie de teoría sobre eso. Sobre cosas locamente monas u objetos que parecen chucherías y que la gente tendría en sus estantes de curiosidades. Pues él los convirtió en un gran arte. Eso es transformar. El arte transforma una cosa y la convierte en otra. Es un truco de magia que solo los artistas y las personas que siguen a los artistas pueden ver. Es una sociedad secreta. El arte sorprende al receptor y hace que vea algo de una manera nueva. Puedo caminar por las calles de Nueva York y decir “ese trozo de basura me recuerda a este artista” o “ese bordillo me recuerda tal paisaje”. Puedes ver en clave de arte todo lo que te rodea si tienes un conocimiento lo suficientemente bueno.

En 1988, en Nueva York, tras el estreno de “Hairspray”, atendiendo a sus fans (entre ellos, Keith Haring; con gafas). Foto: Catherine McGann (Getty Images)
En 1988, en Nueva York, tras el estreno de “Hairspray”, atendiendo a sus fans (entre ellos, Keith Haring; con gafas). Foto: Catherine McGann (Getty Images)

¿Es bueno sentirse escandalizado o conmocionado por una obra o una canción en la primera impresión?

Sí es bueno sentirse así, pero también he de decir que es fácil ser transgresor. Es mucho más difícil impresionar con ingenio y hacer que la gente se ría de su capacidad para ser sacudidos con cualquier cosa. Lo simplemente escandaloso no es tan bueno. Es fácil de hacer. En cierto sentido es hasta perezoso. Pero hacerlo verdaderamente transgresor, hacerlo distinto, hacer que la gente caiga en la cuenta de que aún puede sorprenderse con cualquier cosa, eso es más complicado de hacer. Necesitas ingenio, no un shock. No puedes solo trabajar con un simple escándalo.

En el contexto de una constante actualización de gustos musicales, ¿cuál es el papel de la nostalgia?

La nostalgia no es suficiente. Siempre estoy interesado en ver cuál es la próxima sensación adolescente. Incluso aunque no me guste. Me gusta ver cómo son las boy bands. Me gusta ver a los nuevos cantantes que están causando problemas o generando grandes éxitos que la gente ni siquiera conoce. Porque a veces hay personas online, que ahora son grandes estrellas, de las que el público en general no tiene conocimiento. El negocio de la música está más fracturado y es más difícil mantenerse al día. Pero es un esfuerzo. Todavía recibo muchas revistas: ‘Rolling Stone’, ‘Spin’ y ‘Billboard’… Trato de mantenerme al día con toda la música. ‘Pitchfork’. Todavía leo mucho. Es bastante difícil enseñar nada sobre gusto musical a menos que escuches a los jóvenes. Tienen mucho que enseñarte. Cada generación tiene una música que los ha influido y que nunca olvidarán. Es lo más poderoso a la hora de evocar y recordar cosas diferentes, y no es necesariamente la misma música que recuerdas ahora de esa época. Muchos de ellos la han escuchado de sus padres, por lo que les gusta: “Oh, mi papá solía poner eso siempre” o “mi mamá cantaba esa canción todo el rato”. Pero eso no es lo mismo. Crecí con mis padres, ya sabes, a ellos les encanta Frank Sinatra y les encantaba el sonido de las big bands. Y eso me gusta hoy, también me gusta eso. Pero no era la música de mi generación, la que yo escuchaba.

“El negocio de la música está más fracturado y es más difícil mantenerse al día. Pero es un esfuerzo. Todavía recibo muchas revistas: ‘Rolling Stone’, ‘Spin’ y ‘Billboard’… Trato de mantenerme al día con toda la música. ‘Pitchfork’. Todavía leo mucho. Es bastante difícil enseñar nada sobre gusto musical a menos que escuches a los jóvenes. Tienen mucho que enseñarte”

Mantener la mente abierta, la mano abierta a las nuevas generaciones y lo que tienen para ofrecer es básico.

Y escuchar música que al principio no te gusta. Tal vez el arte es así. Para mí, cuando veo algo de arte por primera vez, pienso: “Oh, dios mío, ¿pero esto qué es?”. Pero luego crece en mí. Y lo pienso. Y eso es lo que recuerdas, las cosas que primero te paralizan y te aportan un entrenamiento para el sentido del gusto. Tienes que no saber cómo reaccionar al principio, sentirte desorientado. Y creo que ese es el papel de la música, ese es el papel de los jóvenes: introducir en esas músicas a las personas de una generación anterior a ellos o que pensaban que eran más cool.

¿Qué piensas sobre el acceso total a la música a través de plataformas?

Toda la música es gratis, no me gusta. He escrito algunas canciones, recibo royalties de autor. Es lo mismo que cuando se usa la figura jurídica de fair use o se incluye metraje en documentales como derecho de cita como excusa para no pagar por su uso. Lo mismo que cuando a un fotógrafo ya no se le acredita online. Simplemente nunca acreditan la autoría de las fotos. Una vez que una fotografía está disponible online, simplemente se usa en todas partes. Entiendo cómo muchas más personas tienen acceso ahora a la música, pero cuando eres joven, eres un poco esnob. Quieres ser la única persona que sabe sobre algo, o quieres ser de los que descubrieron a este cantante o este tipo de música. Y ahora, en un día, todo el mundo lo sabe. Pero ¿qué recuerda la gente? ¿Cómo se descarga? Simplemente no puedes salvaguardar eso, va a desaparecer en tu ordenador algún día. Todavía tengo mis viejos discos, mis viejos álbumes, los CDs. Me encanta la parte coleccionable de la música y eso se está desvaneciendo y nadie va a coleccionar todo lo que se está transmitiendo. No hay manera de hacer eso.

El pasado 15 de abril, en Las Vegas, en The World-Famous Burlesque Showcase. Foto: Gabe Ginsberg (Getty Images)
El pasado 15 de abril, en Las Vegas, en The World-Famous Burlesque Showcase. Foto: Gabe Ginsberg (Getty Images)

Antes de internet la música era el bien para consumir y ahora los usuarios u oyentes somos el producto para vender y comprar. Con nuestras elecciones, las corporaciones ganan dinero.

Sí, cualquier banda ahora tiene que hacer una gira, esa es la única manera de ganar dinero. Tienes que estar de gira por el resto de tu vida porque la música se vende mucho menos que en los viejos tiempos. Pero también miles de millones de personas más pueden transmitirlo, así que supongo que no puedes quejarte. El negocio ha cambiado, pero es que el negocio de la música siempre ha cambiado. El negocio del cine también está pasando por un cambio, todos estamos saliendo del COVID, eso ha cambiado la vida de todos en todos los sentidos. Nunca va a volver lo anterior, así que supongo que es lo mismo con la música.

Quiero preguntarte sobre Ike & Tina Turner. Los citas y te confiesas fan. Creo que estamos de acuerdo en que Ike Turner era un mal tipo.

Sí, definitivamente malo. El titular más grosero que he leído fue el del tabloide ‘The New York Post’ cuando murió Ike Turner. Era “Ike Turner beats Tina to death” (Juega con el doble sentido de “to beat”, que se puede considerar como “golpear” o “vencer”, según el contexto. “Ike Turner vence a Tina en la muerte”, ya que muere primero, pero también puede interpretarse como “Ike Turner golpea a Tina hasta la muerte”, con lo que se hace juego con la violencia de género). Y creo que, por supuesto, todo lo que hizo fue terrible, ya sabes, pero cuando estaban juntos me encantan por su música y todavía la pongo todo el tiempo.

Tomando esto como ejemplo, quiero preguntarle sobre la cultura de la cancelación.

Me río de eso. ¿Sabes?, en los viejos tiempos temía a los censores de derecha y ahora no me asustan. Pero hoy sé que si voy a enfrentarme a algún problema en ese sentido será con estudiantes universitarios ricos de izquierdas. Aunque parecen no tener problemas conmigo porque me burlo de las reglas dentro de la sociedad en la que vivo. Supuestamente son liberales y outsiders, pero, mira, creo que a veces los gays de hoy en día tienen más reglas que las que tenían mis padres. Así que solo puedo mofarme de eso. En el fondo yo me río de las cosas que amo y de un mundo en el que estoy cómodo. Lo de la cultura de la cancelación para mí es montar un follón sobre las personas que cancelas. Pongamos por ejemplo el Papa. Lo cancelo porque dice qué debo pensar sobre el matrimonio gay, pero ¿quién soy yo para juzgarlo? ¿Quién eres tú para juzgar al puñetero Papa? Eso es lo que eres. Pues cambias lo que no te gusta: soy el papa del trash, así que cancelaré al Papa Francisco. ∎

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