Justo en el momento en el que ve la luz esta edición en castellano (con traducción del propio autor) de “Formentera Lady” (2015; Sajalín, 2021), llegó la triste noticia de la muerte Jordi Cussà Balaguer (Berga, 1961-2021), firmante, entre otras muchas cosas, de “Caballos salvajes” (2000; Sajalín, 2020), obra de culto por antonomasia de la literatura de fregadero.
Con “Formentera Lady”, Cussà nos adentra en el terror provocado por la cercanía de la muerte, juego a cara o cruz motivado por la generación nacida en los años sesenta marcada por el tránsito que encadena el boom de la heroína con la consumación de una realidad tan devastadora como lo fue el sida, entre los años ochenta y noventa.
En este sentido, estamos ante una novela inequívocamente ligada a “Caballos salvajes”, donde el entorno y las vidas de los personajes son fruto de los restos del incendio provocado por ellos mismos en sus años de libertinaje tóxico.
Con Daniel Alfals ejerciendo de álter ego del propio Cussà, avanza un relato donde se impone el tono coral, a través de las historias relatadas por Asia, Ona, Perla, Nicolau y demás compañeros generacionales que ya han sobrepasado el meridiano de sus vidas con las llagas contraídas debido a sus adicciones y ritmo vital sin mesura.
Las incoherencias cronológicas en las voces recogidas aducen a la memoria colectiva de los personajes como un juego de espejos rotos, resquebrajados por la fragilidad de la horizontalidad temporal, hecha añicos por los estragos generados por las drogas y las terribles heridas emocionales generadas por las mismas.
Enemigo confeso del victimismo, Cussà no entiende de arrepentimientos ni genuflexiones vergonzosas de moralina galopante. Todo lo contrario, el escritor catalán expone las circunstancias de una filosofía vital sin red, y la muestra de modo sobrio, con hermoso garbo narrativo. En su estilo no hay espacio para remedos pueriles ni ornamentos que subrayen de forma superficial el ADN moral de sus protagonistas. En vez de eso, en sus diálogos los hace hablar, casi, de forma poética. Frases que también evaden las pautas de comportamiento habitual de una sociedad de la que fueron eyectados en su momento, y de la cual se convirtieron en miembro amputado. Todo ello contado en cuatrocientas cincuenta y tres páginas esculpidas por un Cussà acompañado de su habitual maletín de juegos con el lenguaje, el cual doma con la pericia de quien también se ha curtido un nombre como alquimista del neologismo y las posibilidades verbales, portando su talento a través de sus traducciones de autores como Chuck Palahniuk y Truman Capote, y de libros de letras de Bob Dylan y Lou Reed, por citar unos cuantos ejemplos muy representativos.
El estilo forjado por el de Berga modela una novela de anécdotas encadenadas en paralelo a la búsqueda de una esperanza: encontrar motivaciones ajenas a las drogas en el día a día de sus protagonistas, Daniel y sus amigos supervivientes, junto a los que describe este documento devastador, sin caretas. El mismo al cual echan el lazo desde el recuento de las arrugas surcadas por el paso del tiempo. Sin duda, un libro imprescindible, obra de un escritor tan descarnado como formidable. ∎