No lo llame cómic autobiográfico femenino. Diga mejor que son testimonios y revelaciones de quienes Virginie Despentes denominó
“las excluidas del gran mercado de la buena chica”. La tradición de las excluidas se empezó a configurar en 1972 con la publicación en San Francisco de la revista ‘Wimmen’s Comix’, donde autoras como Roberta Gregory patearon culos muy grandes con su escatología ginocéntrica, su anécdota infrarreal y sus autorretratos de artista como calamidad de género. Así crearon el eslabón que enlaza el feminismo de segunda ola con el movimiento punk.
En la década siguiente,
Julie Doucet (Montreal, 1965) se incorporó a esa línea con su fanzine ‘Dirty Plotte’ (1991-1998). Su aportación principal puede observarse en la historieta “Arrepentimiento” (1993), publicada en 1998 por Camaleón en la antología
“Si yo fuera hombre” e incluida en este excelente recopilatorio. Allí Doucet sueña que le han practicado, de manera impensada, una faloplastia, y empieza a experimentar con su nuevo órgano. Pero en su tratamiento del tema trans la cuestión no es ser hombre, sino averiguar qué implica poseer un pene funcional sin haber pasado por el proceso educativo que construye la masculinidad. Los órganos ineducados, los que viven su vida más allá de las normativas del cuerpo y de la cárcel del alma son los protagonistas de su trabajo. Y así, en viñetas hilarantes, nos muestra que ocultar la menstruación es el principio del orden social, que el ataque de risa es la fuente primordial del proceso creativo y que la pereza perruna es el estado natural del Ser. Y que Canadá –ah, Canadá– no es esa mezcla de elegancia francesa y progreso norteamericano que nos gusta imaginar. En fin: el tebeo en que incorpora la foto de un lector, lo convierte en personaje y lo despedaza es tan bueno que da ganas de que te metan un hachazo en el koko y te corten a cachos muy, muy pequeños. Pruébenlo y repetirán. ∎