Libro

María Huertas Zarco

Nueve nombresTemporal, 2021

El primer manicomio del mundo no fue fundado en algún estado lejano, ni siquiera en los EEUU (de donde creemos que viene absolutamente todo). Fue fundado en 1409 en Valencia por Joan Gilabert de Jofré y más tarde se conocería como el Manicomio de Jesús. Este centro psiquiátrico funcionó hasta finales de los años 80, pero en 1974 doscientas mujeres fueron trasladadas al nuevo Hospital Psiquiátrico de Bétera. Es en este punto donde María Huertas Zarco, psiquiatra y feminista, conoce a las protagonistas de “Nueve nombres”. Este libro, una pequeña joya fantásticamente editada y cuidada por una pequeña editorial de Barcelona que encontró “la palabra sobre la que se podía construir la casa entera”, nos brinda nueve historias duras y ásperas que nos llenan de rabia y ganas de pedir explicaciones a esta especie de santísima trinidad contemporánea: la Iglesia, la Familia y el Estado. Pero la dureza y la rabia, poco a poco, se convierten en algo que cuesta encontrar en esta sociedad del rendimiento y el cansancio: la esperanza.

Ana, Amparo, María Jesús, Felipa, Dolores, Aurora, Blanquita, Margarita y María son los nombres de las historias que leemos en estas poco más de 130 páginas. Historias que van desde la represión marital y las agresiones sexuales por parte de miembros de la jerarquía eclasiástica, pasando por el menosprecio administrativo, hasta llegar a la incomprensión familiar y colectiva. Huertas nos relata cómo la mayoría de estas mujeres fueron víctimas de una sociedad patriarcal y retrógrada que tenía unos cómplices necesarios e imprescindibles que hicieron todo lo posible por encerrarlas e incapacitarlas durante décadas. Dicho escrito no muestra la gravedad del asunto: en este libro entendemos cómo otras personas podían suprimir nombres, efectos personales y recuerdos (estos últimos borrados por el abuso de medicaciones y prácticas inhumanas), podían ignorar de dónde venían, a sus familias, amistades y lugares de nacimiento y socialización. Las podían matar en vida, al fin y al cabo.

Pero entre tanta oscuridad y despropósito, apareció un grupo de profesionales como Huertas que bebían de las teorías de Goffman, Foucault, Guattari o Deleuze y que creían que estas mujeres se merecían una vida digna. Pero ¿cómo recuperar la dignidad cuando no recuerdas ni tu nombre? Pues con la energía y el coraje de un equipo de profesionales jóvenes que aspiraban a poder conseguirlo todo. Huertas, en el magnífico epílogo que acompaña a la edición (y que ayuda a entender y poner contexto a todas las historias), dice: “En una sociedad patógena, represora y alejada de los derechos humanos, ¿quiénes eran las locas y quiénes las cuerdas?”.

“Nueve nombres” no solo nos despierta ternura y empatía, también nos hace creer que luchar y comprometerse por una sociedad mejor vale la pena. Pero, sobre todo, que una mirada sincera y una escucha activa pueden ser el motor de cambio que necesitamos: mirarnos y escucharnos bien como medicina para curarnos de un sistema despiadado. ∎

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