Cómic

Michael DeForge

Más allá del Valle de RichardBarrett, 2022

Hace poco circuló –con rabia, acaso con un atisbo de esperanza– un artículo muy crítico del periodista Pablo Bujalance titulado “De quién es Málaga” sobre las políticas urbanísticas del Ayuntamiento y las falacias de unos procesos de transformación de las ciudades al servicio del mejor postor. No es necesario ahondar; quien viva o haya vivido en una capital, por desgracia, sabe por dónde van los tiros. Pues bien, en su obra más reciente, Michael DeForge (Ottawa, 1987) parece haber partido de la misma pregunta, mutatis mutandis: ¿de quién es Toronto?

Al galardonado DeForge se le conoce sobre todo por sus storyboards y dibujos de concept art para la serie “Hora de aventuras” (Pendleton Ward, 2010-2018). Sin embargo, sería injusto limitarlo a esta faceta, la más mainstream de su producción artística. En España, hasta la fecha solamente disponíamos de la historieta “Universitaria de noche”, dentro de la irrepetible antología “Terry” (Fulgencio Pimentel, 2014), y la recopilación de su “Lose” (2009) publicada en 2015 por la casa barcelonesa DeHavilland. Ahora, la editorial Barrett –bendita sea– realiza la hazaña de traernos las casi quinientas páginas de “Más allá del Valle de Richard” (2019) en una edición primorosa (tapa dura, efecto plateado espejeante, entrevista al autor en las guardas...), tan digna de aplauso como el trabajo del propio DeForge.

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El libro arranca con el retrato de una comunidad en apariencia idílica, la de una secta emplazada en un valle que en realidad es un parque torontoniano. Cuando el líder del culto, el Richard del título, expulsa a un grupo de amigos que ha infringido las normas por ayudar a otro amigo es cuando el libro despega de veras y empieza la verdadera aventura, un periplo casi homérico en busca de un nuevo hogar y en busca de sentido durante el cual vamos conociendo las inquietudes y aspiraciones de cada individuo del colectivo disidente. El grupo, tan dispar como entrañable, incluye una araña que sueña con ser modelo de manos, un mapache con forma de corazón, una ardilla de lo más dicharachera y un perrito pachorrudo que saca su carácter luchador cuando amenazan con desahuciarlos de su nuevo rincón en el mundo.

A partir de este alocado catálogo de personajes (que entronca con la obsesión, constante en la obra de DeForge, por el cuerpo y la identidad), el autor nos brinda una historia dinámica y con hondura en la que plasma su manifiesto interés por los intentos de realización de utopías en un mundo occidental cada vez más capitalista y desquiciado. Y lo hace con una madurez encomiable y desplegando un dominio prodigioso del ritmo y el humor (que en castellano conserva todos sus matices gracias al trabajo de traducción de Esther Cruz). En lo gráfico, el autor alterna línea clara con fondos de pura tinta y, ocasionalmente, el collage fotográfico. Y adopta la técnica de una escena por página, siempre con la misma estructura de 2x2 viñetas de igual tamaño. Cada sketch funciona a la perfección tanto integrado en el conjunto como aislado a modo de tira.

Al término de este viaje que es denuncia, comedia y canto a la amistad, dan ganas de volver a la primera página y empezar de nuevo a leer, pensando que ojalá el futuro de Toronto, Madrid, Málaga o Barcelona estuviera en manos de un grupo de animalitos dismórficos. Otro gallo nos cantaría. ∎

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