Este es uno de esos libros que puede leerse desordenadamente, de forma transversal o en diagonal. Siendo un diccionario, no hace falta empezar por el principio, por la A, sino que cualquier lector puede acudir directamente a la letra de sus autores favoritos de novela negra o aquellos por los que siente especial curiosidad. Y entonces encontrará no pocas sorpresas, las que depara el gusto especial y “apasionado” de Pierre Lemaitre (París, 1951), escritor consagrado en la novela policíaca con su serie sobre el comandante Camille Verhoeven: “Irène” (2006; Alfaguara, 2015), “Alex” (2011; Alfaguara, 2021), “Rosy & John” (2013; Alfaguara, 2016) y “Camille” (2012; Alfaguara, 2016).
“Diccionario apasionado de la novela negra” (“Dictionnaire amoureux du polar”, 2020; Salamandra, 2022) responde al criterio subjetivo del autor. Faltan nombres importantes no porque no le gusten, sino porque prefiere hablar de otros autores en general (estadounidenses, franceses, ingleses, españoles, italianos, nórdicos o mexicanos), novelas y personajes en concreto, conceptos temáticos o estilísticos e incluso películas. Es el caso de “Seven” (David Fincher, 1995) y de series como “The Wire” (David Simon, 2002-2008). Lemaitre despliega conocimiento, perspicacia y algo de provocación en su repaso a la novela negra y sus derivaciones o partes de un todo, de la novela criminal a la detectivesca, de espionaje, suspense o misterio. Lo que sigue es una selección de momentos imaginativos, bravucones o reveladores esparcidos en este diccionario. Lo serán, o no, según la opinión que tenga cada lector sobre el vasto entramado de la literatura negra.
Diferencias conceptuales: “En la novela policíaca, el crimen sería personal; en la negra, social (…) Por un lado, Agatha Christie; por el otro, James Ellroy. En suma, la novela policíaca sería a la novela negra lo que la medicina es al psicoanálisis: un medio para volver al estado anterior”.
Citando el método explicado por James Sallis, músico de jazz y autor, entre otras novelas, de “Drive” (2006), llevada al cine en 2011 por Nicolas Winding Refn: “Es cuestión de ritmo: las frases y los silencios están perfectamente medidos. Cuando escribo una página, la oigo”. Sallis definió a Jim Thompson como “el Dostoievski del pueblo”. Para Lemaitre, “a Thompson no le da miedo nada, y eso es precisamente lo que nos da miedo a nosotros”.
Sobre “Santuario” (1931) de William Faulkner: “Es la irrupción de la tragedia griega en la novela policíaca”. ∎