Hay ocasiones en que la música entra por los ojos. Pero también hay grandes discos con portadas que podrían no estar a la altura del contenido musical. En Fan Art proponemos a diversos ilustradores que elijan un álbum que les encante, pero cuya cubierta les parezca subjetivamente mejorable. Este mes, Adara Sánchez reivindica la bestia escondida en el interior de “Grab That Gun” de The Organ.
¿Por qué has elegido este disco?
Descubrí a The Organ en el escenario pequeño de un festival, no sabía a lo que iba y quedé totalmente hipnotizada. Tenía 18 años, me acababan de romper el corazón por primera vez, todo estaba cambiando en mi cuerpo, en mi vida y en mi cabeza. Escuchar este disco una y otra vez fue casi terapéutico: sentí que era el lenguaje que yo hablaba en ese momento. Ahora, cada vez que lo escucho no puedo evitar que se me caiga alguna lágrima. Lo cierto es que es un disco que pasó bastante desapercibido y quedó olvidado por completo; tampoco es que sea extraordinario, pero a los que lo vivimos a esa edad creo que nos caló hondísimo.
¿Qué es lo que no te convence de la portada original?
Aunque luego he leído que es la representación de la duración de una nota de órgano basada en la secuencia Fibonacci, y eso me parece una buena idea, la ejecución siempre me ha parecido horrorosa, nada bien resuelta; es aburrida, hermética y no pega nada con el sonido del grupo. En su momento se llevaba mucho esa tipografía y esa estética pero ha envejecido fatal.
¿Nos puedes explicar tu propuesta alternativa?
Quería hacer algo que reflejara más la bajona que es el disco, algo en blanco y negro, borroso y triste, y decidí hacer un chacal atado y asustado, que es como me sentía yo la primera vez que lo escuché. Puede que al final me haya pasado un poco de siniestra.
Y, por último, ¿alguna vez te has comprado un disco por su portada?
Pocas veces, pero sí. Recuerdo descubrir a Mogwai cuando sacaron “Mr Beast” (2006) porque lo tenían expuesto en la tienda de Green Ufos en Sevilla y lo compre sin saber nada, simplemente porque me cayó simpático. Y menos mal que lo hice, porque me estaba perdiendo algo importante. ∎