Ediciones Holobionte se ha estrenado en la publicación de literatura con “Mundo Weird”, primer volumen de una antología de “ficción extraña”. La selección de diecinueve relatos, preparada por el editor Federico Fernández Giordano y el filósofo Ramiro Sanchiz –autor del ensayo “Matrix acelerada” (2022)–, atiende tanto a las autorías del ámbito anglosajón (BLAKE BUTLER, CHINA MIÉVILLE) como a las plumas provenientes del continente latinoamericano (MAXIMILIANO BARRIENTOS, ANA LLURBA). Se acoge también a escritores no especializados en el ámbito fantástico como JORGE CARRIÓN, LILIANA COLANZI o AGUSTÍN FERNÁNDEZ MALLO.
El resultado es un bufé suculento, desbordante de pesadillas y amenazas. Trampas de la realidad virtual. Ruinas de la tecnología humana, como viejas plataformas petrolíferas, que cobran vida para aplastarnos. Niños mutantes automutilados que se solazan destruyendo a sumisos ginobots en una fantasía ciberpunk con ecos posibles del clásico “The Screwfly Solution” (Raccoona Sheldon, 1977). Apariciones premonitorias como la que sobrevuela el cuento neogótico “Mayonesa negra”. Algunos autores proponen auténticos mash-ups de referentes posibles. JOE KOCH ofrece un relato sobre tráfico de perfumes extraterrestres y mutaciones corporales: algún tentáculo de alienígenas lovecraftianos, en una versión sexualizada donde se habla de cavidades hambrientas, irrumpe en un noir futurista con ecos del Philip K. Dick que especulaba con los mercantilismos del futuro. Ana Llurba da un giro cruelmente cómico a las apariciones de deidades ingobernables y violentas, al partir de una cierta sátira social que deriva hacia una venganza de Gaia en clave godzillesca.
En “Mundo Weird” no hay reglas ni límites concretos más allá de un mínimo común denominador: la extrañeza. Los tonos empleados, eso sí, son tan diversos como los escenarios en los que se ubican las ficciones: desde urbes de distopías futuristas y colonias extraterrestres hasta hogares de miserias y tristezas mucho más cercanas y (casi) cotidianas. Algunos textos, extraordinariamente perturbadores, transmiten abatimiento y fatalidad. Butler trata la experiencia humana desde la fantasía en “La pared de moho”, donde las ruinas de un amor, de una cosecha y de una familia son corroídas por una infestación incontrolable y un niño monstruoso. Barrientos y Colanzi también exploran lugares oscuros, de olvido clasista, de racismo hacia los pueblos originarios.
En general, las firmas latinoamericanas presentes en el volumen tienden a incorporar elementos políticos más marcados, o al menos más reconocibles, que toman forma de memorias de agravios pasados y de críticas del presente. LUIS CARLOS BARRAGÁN y EDMUNDO PAZ SOLDÁN, por ejemplo, coinciden en idear pesadillas de productividad enfermiza. “Amor de gulgrumbo”, con su horror corporal cuqui y a la vez tumefacto, es una pesadilla sobre (auto)explotaciones vestidas de falsas felicidades compartidas que podría convertirse en una inspiración neo lovecraftiana de adicción y horror hecho látex al estilo del filme “Re-sonator” (Stuar Gordon, 1986). Desgraciadamente, Gordon ya no está entre nosotros para llevarla a la pantalla. “Bienvenidos al nuevo mundo” muestra a un profesorado universitario hiperexplotado al que se empuja hacia una huida hacia delante basada en la ingesta de pastillas. “Ya verá lo díficil que es lidiar en el nuevo mundo sin ayuda química”, dice el narrador concebido por Paz Soldán. Y sus palabras pueden resonar en el lector como una escalofriante profecía sobre lo malo y lo raro que nos queda por vivir. ∎