Aaron Lee Tasjan

Aunque contribuyó en su juventud en Semi Precious Weapons (con un disco producido por Tony Visconti) y estuvo en nómina de New York Dolls, no fue hasta el videoclip de “Little Movies” y el traje brillante de la portada de “Silver Tears” (2016) cuando empezó Aaron Lee Tasjan, por operar desde las estructuras de Nashville, a formar parte de la órbita del queer country. A partir de entonces, con un disco de transición de por medio consolidando apuntes de glam y Beatles anteriores, se llega a la plena reconversión actual. De country en “Tasjan! Tasjan! Tasjan!” queda poco relevante.

La música del álbum se centra en un pop casi siempre soleado, donde los arreglos sintéticos densos al borde del over the top –pensemos en ELO, Todd Rundgren, The Flaming Lips y Dave Fridmann– robustecen la ecuación, incluso en una pieza en principio de country-folk escorada a Nilsson como “Not That Bad”. Tal vez esa firmeza se deba a la mezcla de John Congleton, en ocasiones rozando los Beatles 67 de “Magical Mystery Tour” (“Got What I Wanted”), el pop de matriz eighties tardíos (en el videoclip de “Up All Night” comparece el autor enfundado en una camiseta de Nada Surf), con frases que sin querer definen parte del producto (“cartoon music for plastic people”, repite en la muy glam “Cartoon Music”), detalles sutiles del pasado (teniendo en cuenta que ha colaborado con Lilly Hiatt: en “Don’t Overthink it” se percibe el rastro de un papá John sideral) y pop desenfadado (silbando en “Computer Of Love”) como la vaporosa “Now You Know”. Tampoco falta el juego de espejos ambiguo de “Feminine Walk” y “Dada Boise”, con un Bowie fascinado por el espacio en la recámara.

A veces, cuando la tonada se esmera, recuerda la facturación diversa del “Que Aura” (2017) de Kelley Stoltz con gotas de Nashville, sombras interestelares y lentejuelas del Soho interactuando. El pop impoluto que subyace, aunque sea eclipsado por tropecientas capas decorativas. Intenta ser un cumplido. ∎