Es fácil y tentador ver “El desvío lateral” (“No tenemos que hacer lo que hacen los demás / No hay por qué ir donde todos van”) como una canción perfecta para definir la trayectoria de Javier y Borja Sánchez al frente de AMA: un grupo que comenzó siendo más numeroso pero del que los dos hermanos fueron núcleo central y han quedado como los únicos supervivientes. Empezaron como una suerte de proyecto paralelo e independiente a La Buena Vida y les han acabado superando en vida y longevidad, siempre a su ritmo y siguiendo sus propias leyes: sin plazos, expectativas ni inercias de moda o mercado.
“Disociación” es el sexto álbum de los donostiarras, llega seis años después de “El año en imágenes” (2017) y ¡21! después de su debut homónimo de 2002. Y no ha habido pasos en falso dentro de ese camino: “Disociación” no solo es fiel a todas las virtudes del grupo, sino que las muestra en evolución positiva. Las letras, siempre desde su aparente sencillez, siguen siendo de las mejores del pop en español, abriéndose, en este caso, a una especie de clima conceptual. Todos los temas giran en torno a la vida real y todos aquellos autoengaños o tentaciones que nos hacen pensar en los otros caminos que pudimos haber tomado, en cómo reinventamos nuestra biografía, construimos fantasías o falseamos los recuerdos. El álbum habla también de disociaciones cognitivas y emocionales, de trastornos de desconexión, de estar fuera de uno mismo, observando tus acciones, sentimientos y pensamientos desde cierta distancia, como si estuvieras viendo una película (véase “La versión del director”). Pero el factor psicológico adquiere otro rango en el tema final, “Somos más, muchos más”, cuya inaprensible emoción me invita a escribir que bien puede ser mi canción favorita de toda su trayectoria. “Esa ceja partida”, celebración desde la cotidianidad y el erotismo de una relación sentimental de larga duración, se sale del guión, y es engrandecida por una guitarra estilo The Cure (aportada, por cierto, por Rodrigo Caamaño, de Triángulo de Amor Bizarro).
Javier y Borja se reparten las voces y casi todos los instrumentos (vale la pena leer los créditos del vinilo, donde se plasma todo lo que utilizan), con algunas contribuciones de Luis Jaén y un tal ExJP, que se puede adivinar fácilmente que es el seudónimo de Joaquín Pascual, también productor del álbum. Vuelven a predominar los medios tiempos sosegados y reflexivos, con una personal sensación de melancolía. Canciones muy trabajadas, construidas con mimo y exquisitez, evitando siempre el camino obvio y con guiños jugosos en los momentos más insospechados (véase, por ejemplo, el sample de “Metronomic Underground”, de Stereolab, en el fade final de “Lo que no se ve”). Tampoco debemos olvidar el acompañamiento gráfico a cargo de Diego Besné, con una lámina individualizada para cada una de las diez canciones. Un acto de amor que se percibe en cada uno de sus detalles, como todo lo que siempre ha hecho AMA. Siempre admirables. ∎