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El SEO no juega muy a favor de los asturianos Autoescuela. Es posible terminar navegando entre cientos de resultados de Google en los que se ofertan dolorosos packs de prácticas de la autoescuela Palomero. En realidad da igual, es un ridículo precio a pagar por tener el mejor nombre de grupo del mundo.
Con incontables discos, LPs, EPs y sencillos a sus espaldas –rebusquen en Bandcamp–, Autoescuela se consagran entre lo mejor del pop DIY y el lo-fi patrio. Son un tesorito. La formación compuesta por David y Santi ha editado con sellos insignia del underground como Snap! Clap! Club y Caballito Records. Su último trabajo, “MAL”, está editado por los también asturianos Humo.
Hay algo en las letras de “MAL” que otorga un espacio a la inventiva del oyente: funcionan en su conjunto, como fragmentitos de historias o como puñaladas de dos frases. Tú vas añadiendo, quitando, restando o sumando todo tipo de posibles significados y disfrutando cada momento de este juego de posibilidades.
¿Superar a Fer con Bigote Arrocet? En “Vs.” nos hace preguntarnos quién es ese tal Fer. ¿Tal vez Maria Teresa Campos tenga un ex que se llame Fer? No consta que la exreina de las mañanas televisivas haya intimado con ningún Fer, así que la canción vuelve a cambiar y tú te montas otra película. Y es un ejercicio divertidísimo.
Autoescuela también tienen los mejores name droppings de la historia. ¿Os acordáis de la primera vez que escuchasteis la canción de “Cariño” de La Estrella de David y se os dibujó una sonrisa en la cara al oír los nombres de Isabel San Sebastián, Curri Valenzuela y Pilar Rahola? La misma sonrisa se dibuja en “MAL” cada vez que escuchas melódicamente los nombres de Louis Van Gaal (“La gente en Trubia”), frases de Luis Ángel Duque (“Piper Maru”) o un diálogo imaginado con Vicky Martín Berrocal en el que nos invitan a emigrar a Nauru, una isla remota del Pacífico, y estudiar unas oposiciones para rey. Imposible cruzarse con la cara de la ex del Cordobés plantada en el ‘Lecturas’ del quiosco de tu barrio y no canturrear “Vicky Martín Berrocal / tengo tanto miedo / que he pensado en matar”.
Antes de convertir esta reseña en una página rosa (¡ojalá!), mención especial a “Mos Eisley”, una cancioncita lo-fi preciosa, más de andar por casa, a lo Beat Happening, de esas que grabas con tus colegas en el baño mientras hacéis corillos y tocáis la guitarra apretujados en 4m2. O “Tu draft”, con Pablo Prisma elevando a los sintes y con un “qué asco” perfectamente incrustado.
Y, por supuesto, “Colloto Dax”, que junta dos universos alejadisímos pero igualmente divertidos: el concejo asturiano plagado de polígonos industriales de Colloto y Coyote Dax, mitiquísimo autor del “No rompas más” y su imborrable bailecillo dosmilero. ¿Se puede bailar “Colloto Dax” al ritmo de “No rompas más”? Sí, comprobado.
Hay canciones de Autoescuela que dices: “Bueno, pues igual esto no es tan pop, ¿eh?”. Por ejempo, “Tuco”, con riffs de guitarras rock (pero rock-rock, ¡rock de enciclopedia!) y coros chillones de Adios Adios que le dan un puntito heavy descacharrante. ¡Un hit!
Y para cerrar el disco, “7up” y “Radiotaxi”, dos temas increíbles que viran más hacia el noise y lo inquietante, con una susurrante voz de Santi que nos reafirma que, aunque Autoescuela no hagan pop, pueden hacer lo que quieran. ∎