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El verano empieza en Galicia cuando los avisos en carretera de la DGT recuerdan que el gesto incívico de arrojar colillas desde el coche puede provocar un incendio. Es una de las evidencias de que aquí la relación con la maleza es de amor-odio. La espontaneidad de la flora silvestre revienta las costuras de los mapas en ruinas, pero las malas hierbas también son el primer signo de vida después de un colapso. Tras el “Humo” que cerró el ardiente segundo disco de Bala (“Lume”, 2017), llega “Maleza”, el debut del dúo gallego con Century Media. “Donde no se esperaba nada, aparece la esperanza otra vez”, apunta Anxela Baltar, guitarrista, también bajista en este álbum y 50% del grupo que forma con la baterista Violeta Mosquera. ¿Quiere esto decir que estamos ante un disco optimista? Bueno, en cierto modo, sí.
Después de giras transoceánicas, las gallegas emplearon 2019 para descansar, que es como ellas llaman al proceso de registrar un disco. Como acostumbran, compartieron tareas de producción con el equipo de Santi Garcia en Ultramarinos y por primera vez, antes de grabar, se tomaron un tiempo para prepararlo en La Cortina Roja, en A Coruña. Por estos mimos inusuales, el sonido duro de Bala, aleación de garage, punk y stoner marca de la casa, retumba en su tercera entrega notablemente más pulido y compacto. El disco se abre con “Agitar”, un poema de la coruñesa Lúa Mosquetera y la primera letra que no firma la banda. En la pieza converge un combo de mujeres poderosas en el que también se integran la actriz y cantante Najwa Nimri con voces y la bajista Bonnie Buitrago, con cuya banda, Nashville Pussy, coincidieron tocando en el Cherry Rock Festival de Melbourne. Girando por los Estados Unidos se citaron con ella, quedaron en colaborar en un tema, al final fueron tres e incluso en “Hoy no” participa en los coros. El aporte vocal es otro de los aspectos del trabajo que concentró mayor atención. “Cien obstáculos” y la atávica “Rituais” son otras muestras representativas de la evolución melódica del temperamento rotundo de Bala.
Las circunstancias personales y profesionales de la banda elevaron el espíritu de “Maleza” y el fichaje por el sello internacional redondeó la jugada cuando el disco ya estaba terminado. De repente, el mundo frenó en seco y el lanzamiento se pospuso seis veces. Pasaron de tener planes para conquistar el mundo a rascar las paredes. En “Una selva”, el colofón, gritan “no todo está perdido”. Según la lectura prepandemia, esa llamada a la acción concentra la savia que germina esta maleza; en la nueva normalidad es un mantra para recuperar las ganas. En la semana del estreno, las reproducciones en streaming de Bala aumentaron, de media, por encima del 700%. La expectación sube, la rabia es la misma. Préstame tu desbrozadora. ∎