Cuando “Funk Wav Bounces Vol. 1” llegó en el verano de 2017, causó toda una revelación porque suponía un volantazo estilístico para Calvin Harris, que se encargó de alimentar de carne de cañón EDM-pop las big rooms de la década pasada. Nostálgico como siempre ha sido, el escocés coqueteó con funk, disco, boogie, R&B, electro-soul y otros brebajes bailables supuestamente demodés en un momento en el que el mainstream apenas estaba redescubriendo esos sonidos. La sorpresa también fue que ese corta pega de estrellas invitadas –de Frank Ocean a Nicki Minaj, de Ariana Grande a Migos– para barbacoas piscineras funcionaba. En estos cinco años, mucho se ha rumoreado que aquel esfuerzo bien merecía una secuela y algunos de los singles sueltos que ha ido lanzando Calvin Harris así lo demostraban: desde ese eterno “One Kiss” con Dua Lipa hasta su recuperación del alias Love Generator, que le sirvió para resucitar el piano house.
“Funk Wav Bounces Vol. 2” llega finalmente en medio de una millonaria residencia de Harris en Ushuaia (las malas lenguas hablan que se embolsó 400.000 dólares por cada sesión), pero también a rebufo ya no solo de singles mejores como los anteriormente mencionados, sino por el reciente lanzamiento de la reina Beyoncé. “Renaissance” también encalla a su autora en una borrachera nostálgica que no catapulta su carrera creativamente hablando, pero Harris no puede rivalizar con ella a nivel de sonido y ambición. Y, tristemente, tampoco lo puede hacer con su predecesor, jugando aquí sobre seguro, con unas estrellas invitadas frecuentemente desaprovechadas, una alarmante falta de ganchos melódicos memorables y pocas novedades más allá de incursiones en el G-funk (a la postre deslucidas por un Busta Rhymes en piloto automático).
Quizá algo tendrá que ver que haya pasado entre un volumen y otro de las diez a las catorce canciones. A fin de cuentas, pasamos de un trabajo en el que nada sobraba y cuyos singles –“Slide”, “Rollin” o “Feels”– funcionaron como un tiro a uno en el que las canciones se han quedado a medio gas. Solo “Potion”, con Dua Lipa y un medio ausente Young Thug, ha entrado en el Hot 100, pero en una humilde posición 71. El público a menudo es sabio, y este post-disco lo han escuchado antes y mejor. Solo hay un “One Kiss”, como el título bien recuerda. Para una música históricamente sexy como es la que pretende emular este álbum, aquí hay estrellas a las que le han drenado el mojo, como Justin Timberlake o Swae Lee.
Algo mejor está el no suficientemente reivindicado Charlie Puth en la yacht-rock “Obsessed”, una de las pocas veces en las que todo funciona como debería funcionar: su voz se eleva a los aires sobre el saltarín instrumental que le sirve Harris y la química con su partenaire, la pujante artista dancehall Shenseea, es formidable. Donde también hay buenas vibras es en el affaire femenino “Woman Of The Year”, quizá la canción que mejor recuerda a aquel verano de 2017. Stefflon Don, Coi Leray y Chloe Bailey compiten por ver quién cuenta la aventura sexual más empoderada. También sirve en su propósito de hacer música funky, divertida e infecciosa la orquestal “New To You”, donde Normani y Tinashe cantan como los ángeles sobre sus técnicas de seducción mientras Offset recupera parte de su garra explicando lo bien que se le da gastarse el dinero en sus chicas. Son pequeños destellos que casi salvan un álbum que no debería haber sonado tan aburrido con el material con el que partía. Pero, bien pensado, quizá sería injusto sentirse decepcionado por un trabajo que se titula “Funk Wav Bounces Vol. 2” y sirve más o menos eso. ∎