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Tiene solo 21 años, pero Crystal Murray lleva mucho tiempo triunfando. Desde que a la temprana edad de 12 años decidió unirse al colectivo femenino francés Gucci Gang –un grupo de influencers integrado por las actrices Angelina Woreth y Thaïs Klapisch y la modelo Annabelle Ferrera–, con el que llegó a estar relacionada con marcas de moda de gama alta, a aparecer en el ‘Vogue’ y a pinchar en sofisticados desfiles parisinos. Del glamur de la moda le ha quedado su predilección por los colores chillones, lo atrevido y una concienciación por los problemas de violencia sexual y los relacionados con el colectivo LGBTQI+.
A los 15 años empezó a cogerle gusto a la música, algo muy lógico si tenemos en cuenta que es hija del saxofonista afroamericano David Murray, tótem del jazz y de la música libre, y de una madre franco-española que supervisa de cerca su carrera artística. Según afirma, para ella las vacaciones eran estar en gira permanente. Su debut, el EP “I Was Wrong” (2020), hizo que, muy a su pesar, la compararan a la soul diva Jorja Smith. Se saca la espina con el nuevo single, “Other Men”, una sugestiva melodía de soul futurista, de la mano del flow asmático de Le Diouck, plasmada en un impactante vídeo oficial, estetizante e inquietante a la vez; en la primera estrofa canta, segura de sí misma, “Searching for other men / Looking from A to Z / Aroused by other flesh / I’m a beast”, en una letra inspirada por una relación tóxica bidireccional, con un impactante look de pestañas que parecen patas de araña y un pelo a lo payaso Krusty de “Los Simpson”. Dice que, además de hacer la música, le encanta crearse un personaje y ponerle imagen.
Dividido en dos partes, el LP incluye una primera que aglutina los últimos singles y una segunda que presenta nuevos beats, de tempos más rápidos y algo más oscuros. La inicial “BOSS” es un golpe de funk futurista y de R&B bizarro con un puente final en el que remata empoderada –tras calificarse de “freak”, “teen” “creep” “queen”, “riddle”, “witch” y “lover”– “Ain’t your girl / I’m a boss”. “Like It Nasty” es otra declaración de principios, con sus buenas dosis de Auto-Tune, rimas de la vieja escuela, guitarra funk y desconcertantes cambios de ritmo. Otro single, “Too Much To Taste”, es lo más soul del lote, dejando claro su amor por Macy Gray y Kelis.
De lo que no conocíamos aún destaca “Slow Cadence”, con el featuring afropop de Thee Dian, otra joven cantante protegida suya de origen franco-senegalés, y también “Break”, con Zelooperz, rapero de Detroit que la ayuda a surfear un tema entre hip hop, drum’n’bass y techno, sin olvidar un resolutivo efecto coral. La experimentación se traslada a un “EGO” en el que un mar sintético rivaliza con voces entre neosoul y distorsionadas y un “Bags On Bags” en el que igualmente transita con soltura del R&B hacia un final más deconstruido. Y, para terminar, “GAMES” vuelve a mezclar hip hop y soul en un decorado electrónico que por momentos parece un guiño al trip jazz, si es que tal cosa existe, mientras repite “the game is over”. Pero para ella, lejos de haberse terminado, el juego justo empieza y lo hace con buenas maneras. ∎