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A estas alturas no hay quien dude de que Natos y Waor son en la actualidad (con permiso de don Javier Ibarra) el mayor activo del rap nacional. Su sonido es totalmente personal e intransferible y han creado un sello de identidad propio merced a un rap oscuro, intenso, rebelde y enérgico. Pues bien, olvídense de este sonido con Hijos de la Ruina. Porque aquí el dúo saca su lado más melódico y melancólico, su versión más domesticable, y la balada rap pasa a ser vehículo motor. Y es ahí donde entra en la ecuación Recycled J, una de las voces más talentosas del rap patrio, proporcionando tonalidades imprescindibles para la creación de este nuevo sonido. Cuando Natos y Waor se juntan con Recycled, Hijos de la Ruina se convierte en algo parecido a un campo de pruebas musical donde arriesgar y probar nuevas experiencias musicales.
O visto de otra forma, es la manera que tienen Natos y Waor de reescribir su propia historia. Por un lado es una vuelta a sus orígenes, a sus raíces, y por el otro es darle el protagonismo a un rap más sosegado. Y en esto tiene buena culpa Pablo Gareta, productor del disco, quien ha sido capaz de poner a rapear a los de Aluche sobre beats reguetoneros como “Fuego” o rockeros como “Más alcohol”, terrenos inexplorados hasta el momento. Dando como resultado siete canciones con fuerte presencia también de la guitarra y el piano.