Formaban una pareja volcánica. En lo musical, por su, a menudo arrinconada, contribución al progreso de rhythm & blues y soul, plasmada en arrebatadoras grabaciones en numerosos sellos norteamericanos a lo largo de los 60 y 70 del pasado siglo y en húmedos directos. En lo personal, por una tormentosa relación plagada de agresiones físicas, violencias sexuales y engaños de todo tipo de Ike Turner hacia una Anna Mae Bullock a quien había tutelado desde su entrada en sus Kings Of Rhythm en 1956 convirtiéndola pronto en Tina Turner.

Con sus celebradas producciones para The Crystals, The Ronettes o The Righteous Brothers, un joven neoyorquino encantado de conocerse llamado Phil Spector había transformado la figura del productor en intérprete, trocando el estudio en instrumento no solo a través de un sonido fastuoso empaquetado en la marca “Wall Of Sound”, sino captando también en sus canciones los anhelos vitales de aquellos adolescentes. Desde su residencia de Beverly Hills, el productor y compositor había decidido retomar su actividad en 1966 y decidió firmar para su sello Philles Records a un tándem formado por Ike & Tina Turner que no conseguía transportar a sus registros el ardor de sus fabulosos directos, respaldados por las deslumbrantes The Ikettes.

La alianza se plasmó en un “River Deep - Mountain High” publicado en Gran Bretaña en 1966, pero que no vio la luz en Estados Unidos hasta tres años más tarde de la mano de A&M Records, edición que se reedita ahora en vinilo de 180 gramos, con artwork original y tirada limitada. Con portada de Dennis Hopper, el disco condensó magistralmente el sonido perfeccionista y sofisticado de Spector, así como la apasionante intensidad del dúo, propulsada por un erotismo vocal de Tina desplegado sobre candorosos textos en torno a amor y deseo. Consciente del poderío de la cantante, el autoritario productor exigió control total y cuentan que llegó a ofrecer 20.000 dólares al tacaño Ike para apartarlo todo lo que pudo de su minucioso proceso de construcción, hasta el punto de prohibirle pisar el estudio durante algunas sesiones mientras obligaba a Tina a repetir hasta la saciedad sus tomas vocales. El esfuerzo valió la pena y la canción titular sirvió para que la cantante se sintiera liberada, al menos en parte, del yugo de Ike y abriera los ojos de cara a afrontar futuros retos en solitario. Lo que se dice un presagio.

Aunque cuatro composiciones del guitarrista pasaron a integrar su nómina, entre ellas “Fool In Love”, primer single del dúo publicado originalmente en 1960, fueron las aportaciones de Spector, junto al exmatrimonio formado por Jeff Barry y Ellie Greenwich, en la composición –“Hold On Baby”, “I’ll Never Need More Than This” (incorporada en esta edición americana de 1969) o el tema que bautizó el álbum– y las versiones de Holland-Dozier-Holland (“A Love Like Yours”), Pomus & Shuman (el “Save The Last Dance For Me” popularizado por The Drifters) o Arthur Alexander (“Every Day I Have To Cry”) los capítulos que mejor concretaron la épica marca del productor, subrayada por los arreglos de Jack Nitzsche, el trabajo del ingeniero Larry Levine y más de una veintena de músicos, entre los que se encontraban miembros del Wrecking Crew como Hal Blaine, Carol Kaye, Glen Campbell o Leon Russell.

El single que dio título al álbum logró un decoroso número tres en las listas del Reino Unido y también un número uno en los nacionales e embrionarios 40 Principales, pero su impacto se diluyó pronto. Temperamental como pocos, Spector se vino abajo y decidió retirarse de la escena con solo veinticinco años de edad, aunque más tarde retomara su puesto en los controles para trabajar con The Beatles o Ramones, entre otros. Por su parte, Ike & Tina retornaron a la ruta del éxito gracias a discos como “Workin’ Together” (1970), donde incluyeron inmersiones en el repertorio blanco de The Beatles o Creedence Clearwater Revival. Atrás quedaba esta innovadora pieza maestra que ahora regresa dispuesta a recordarnos sin coartadas su monumental dimensión. ∎