Exbajista de Woods y factótum de The Babies, sin haber cumplido todavía los 30
Kevin Morby ya es un veterano del indie estadounidense. Con este, el tercero de su carrera en solitario, son ya nueve los álbumes que lleva en su haber. Con referentes habituales de la talla de cantautores ilustres como Bob Dylan, Lou Reed y otras deidades de los sesenta y setenta, su impronta ha ido rehogándose en derroteros mayormente introspectivos, rodeados por un aura de irreales contornos que se desvanecen a medio camino entre lo ancestral y lo mundano.
“Singing Saw” expande esa médula folk con palpitantes arreglos, melancólicos en su cadencia, embriagantes y sofocantes en su densidad. Escenificadas como revelaciones casi religiosas, las visiones aquí recolectadas forman un absorbente ciclo que atrapa y empapa, logrando que uno se pregunte qué clase de persona es su autor, qué impulsos lo apremian, cómo ve el mundo más allá de unas canciones que parecen ser hermosos escondrijos, grutas perladas por un embrujado instinto que la producción de Sam Cohen aparta sutilmente de los trillados cauces del americana para abrir ante Morby una paleta de engañosas sensaciones y pequeños sentimientos. Un hombre sobre el que revolotean los buitres de la muerte confiesa en una canción estar perdiendo la razón. Estimulante espectáculo, el de esa tragedia. ∎