En 2015, Lotic se quejaba en Electronic Beats del poco espacio que había en Berlín para la experimentación en el pop. Son declaraciones que hacía tras el ruido generado por el edit que hizo del “Drunk In Love” de Beyoncé para su mixtape “Damsel In Distress” (2014) (se puede escuchar en torno al minuto 7:41). Pese a ello, Lotic se convirtió en un nombre regular en los escenarios de Berlín, publicando por el camino el EP “Heterocetera” (2015) y el debut en largo “Power” (2018), pero si miramos toda su discografía, desde esas primeras mixtapes hasta su más reciente “Water”, parece que estamos ante artistas completamente distintas, si bien hay dos constantes a lo largo de su carrera: las ganas de probar sonidos nuevos y la querencia por la pista de baile.
Puede sonar exagerado decir de un tercer trabajo que es una obra de madurez, pero “Water” culmina ese camino de búsqueda de voz propia que comenzó hace años y que se palpa en el escenario: si en torno a 2015 se parapetaba en la oscuridad o en un discreto segundo plano, como en la performance “Five”, en la que cedía todo el protagonismo a los bailarines de vogueing, ahora no solo toma el centro del escenario, sino que se recrea en él y muestra un aplomo envidiable.
Dice J’Kerian Morgan de “Water” que es el álbum que siempre quiso hacer, y lo primero que llama la atención cuando arranca es la sofisticación y complejidad del sonido (para las presentaciones en directo se hace acompañar por un cuarteto de viento), así como un hermanamiento con la música de Björk y Arca en canciones como “Come Unto Me”, “Apart” o “Always You”, que fue uno de los singles de presentación y que ya nos hizo intuir cambios. Quedan pocos rastros de la crudeza y desasosiego que se palpaban en “Power”, incluso la chulería de singles como “Cocky” (2020) parecen haber dejado espacio a una Lotic mucho más serena que, en sus propias palabras, ve en este trabajo una “meditación cariñosa sobre las pérdidas amorosas, la fuerza vital, los lazos sanguíneos y la resistencia”, a lo que ha llegado después de una época que le ha resultado especialmente dura, como hemos podido ver quienes la hemos seguido en redes sociales y como le ha sucedido a miles de artistas con el cierre de la cultura.
Pese a ese punto de partida, “Water” no es un álbum melancólico, sino que transmite un optimismo y joie de vivre poco habituales en este año de publicaciones pospandémicas. A Lotic se la siente a gusto en su nueva piel, y lo transmite con una confianza en sí misma aplastante; hasta se atreve a jugar con la voz como no lo había hecho antes, con agudos imposibles en “A Plea” o “Emergency”, el tema más cercano a la pista de baile y al sonido sucio de los trabajos previos de la artista. Para cerrar el trabajo tira del espectacular “Diamond”, que empieza con un juego de voces a capela para terminar en una electrónica rugosa que se da la mano con instrumentos clásicos durante casi diez minutos. Si algo demuestra la de Houston con este trabajo es que es imposible de encasillar y que afortunadamente aún nos puede deparar sorpresas. ∎