La afilada voz del menudo Pee Wee Marquette da la bienvenida desde el neoyorquino Birdland anunciando la grabación para Blue Note Records de un álbum de Art Bakey & The Jazz Messengers en 1954. Y Makaya McCraven retoma la cita para inaugurar –después de una más que fructífera etapa en International Anthem Recordings– su debut en este legendario sello en lo que constituye un homenaje a su catálogo, de análogas coordenadas al trazado sobre la música de Gil Scott-Heron en el estupendo “We’re New Again” (2020).

En esta ocasión, las referencias se multiplican y es la música de pesos pesados del jazz como Clifford Brown, Dexter Gordon, Bobby Hutcherson, Hank Mobley, Kenny Dorham, Horace Silver, Kenny Burrell o el propio Blakey la que, a partir de bases y samples, alza los cimientos de un álbum que quiere “descifrar el mensaje” de aquellos líderes del hard bop de las décadas de los 50 y 60 del pasado siglo, engrandecido por el de evolutivos francotiradores como Eddie Gale o por secundarios de nivel tipo Jack Wilson. McCraven lo dota de una secuencia narrativa que desborda la dimensión de sus individualidades, distante del primario revivalismo y ensalzado por la interacción de su cuadro de colaboradores.

Y es que McCraven siempre ha entendido su marco de expresión como un espacio compartido donde gobierna el conjunto. De ahí que sepa asociarse con nombres de primer nivel, líderes de sus propios proyectos que desentrañan, cada uno en su segmento, los códigos del jazz de hoy. Y aquí reaparecen las guitarras de Matt Gold y Jeff Parker, el vibrafonista Joel Ross, el trompetista Marquis Hill, el saxo alto de Greg Ward, el contrabajo de Junius Paul o el saxo tenor y flauta de De’Sean Jones para aportar médula a partituras del peso de “A Slice Of The Top”, “Wail Bait” o el estándar “Autumn In New York” que el batería asentado en Chicago rebautiza respectivamente (en la página oficial de Blue Note) como “Sliced Off The Top”, “Corner Of The World” o “Spring In Chicago” en un gesto que exhibe su intención de aportarles una flamante identidad.

Y aunque la voz de Pee Wee reaparece varias ocasiones como hilo conductor que rememora aquella gloriosa herencia, Makaya McCraven se encarga de recalcarnos una y otra vez la jerarquía de una contemporaneidad que muchos quieren situar en el cementerio mientras discos como este “Deciphering The Message” pregonan a voces los definitivos y estimulantes lazos entre legado y vigencia de ese vasto y poliédrico universo llamado jazz. ∎