No necesitan recurrir a grandes arsenales para conmover(nos): la voz (frágil, poderosa, cálida, apasionada) de Maria y las guitarras (ya sea en modo clásico o más experimental) de Marcel se bastan y sobran para fertilizar y vivificar las raíces de la inagotable mina de las tonadas populares y acercarlas a los oídos del oyente de hoy.
En
“45 cerebros y 1 corazón” se han regrabado algunas piezas de los EPs previos y han contado con algunas (breves pero decisivas) aportaciones externas: la
pedal steel de David Soler (también productor) y los sutiles toques electrónicos de Filastine. Pero la esencia se mantiene intacta en un viaje de once cortes –en castellano y catalán– y cuarenta minutos donde caben desde una apropiación de los valencianos Las Víctimas Civiles hasta poemas de Joan Brossa –el insurgente “La gent no s’adona del poder que té”– y Vicent Andrés Estellés, o su brutal
cover de
“A la vida” de Ovidi Montllor.
Entre acordes por los que cuelan ecos flamencos y de jota y chispas del Derek Bailey de “Standards” (2007), hay picos como
“Tú que vienes a rondarme” –uno de los mejores ejemplos de Maria como letrista con un inusual aliento poético:
“Magia negra entre tus manos / Altos jazmines se enzarzan / Amarran nuestras caderas / Vuelan hacia las esferas”–,
“Desmemoria” (y sus fantasmales ecos vocales), el desgarro del tema titular (
“Aquí sin mito ni rito / Abandonados al tiempo / Arropados por el lodo / Cerca de alguna urbanización / Eran 45 cerebros y 1 corazón”) o la nueva toma de
“Ball del vetlatori”, imponente demostración de cómo una tonada popular puede convertirse en una precisa flecha del tiempo para clavarse en el corazón del presente.
Folk sin moho o post-canción: pongan, si es necesario, la etiqueta que prefieran, pero no esquiven este hervidero de ideas y sentimientos, apasionante y hermosa reformulación del papel del trovador en estos tiempos convulsos, necesario alegato contra la desmemoria en un álbum de debut que, hagan apuestas, perdurará. ∎