Álbum

Miquel Serra

Cançons de Joan SerraFoehn, 2021

En el premiado documental “Els ulls s’aturen de créixer” (Javier García Lerín, 2018), alguien decía que el motor en la carrera musical de Miquel Serra era ser el continuador de la que dejó truncada su hermano mayor. Joan Serra falleció en 2002, a los 29 años de edad, por un accidente de tráfico, y eso fue lo que impulsó a Miquel, que nunca había hecho música en solitario, a iniciar su trayectoria justo aquel año. La presencia de Joan en Miquel, con quien tenía una relación conmovedoramente estrecha debido a sus circunstancias biográficas, es inmanente y casi fantasmagórica. Toda su trayectoria -que llega aquí a su séptimo álbum- es una plasmación de esa idea de continuidad, plagada de miradas atrás, recuerdos de la infancia, melancolía psicodélica (Joan, además, era un pintor visionario, poeta y padecía de trastornos psíquicos en sus momentos finales) y una sensación endémica de ausencia y pérdida.

Al contrario que Miquel, Joan compuso cientos de canciones, pero nunca grabó nada. En sus primeras fantasías, cuando creó grupos preadolescentes con su hermano, soñaban con ser tan populares como los Beatles en Australia y unos completos desconocidos en su pueblo. Era consciente de su potencial, pero, al tiempo, le daba igual no darse a conocer. Prefería hacer música de forma completamente intuitiva y ajena a las presiones del mercado, o lo que fuera que le pudiera causar presión.

Miquel, claro, ha grabado muchas de las canciones de Joan a lo largo de su trayectoria, pero no como esta vez. De repente, emergieron como un alto en el camino. Las ha sacado a la luz de entre los baúles del olvido, dos de ellas rescatadas en la versión original de Joan, y otras regrabadas junto a su banda actual pero muy fieles al espíritu lo-fi con el que surgieron, intentando preservar aquella inocencia primigenia. Algunas, como “Les cares anteriors” o la instrumental “Arca de Noé”, son verdaderamente bellas, y Miquel las mima interpretándolas con una emoción genuina. Puede que haya sido un acto casi psicomágico para despedir a aquel fantasma y poder seguir su propio camino, ya libre, consciente del talento propio que él atesora. O puede que sea el homenaje verdadero que creía que su hermano merecía, y para el que no se había sentido preparado hasta ahora. ∎

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