Álbum

Raúl Querido

CarabanchelEl Genio Equivocado, 2022

El barrio madrileño de Carabanchel siempre se ha asociado musicalmente a Rosendo Mercado, y lo cierto es que resulta difícil evadirlo de la idea que construyó figura tan carismática. Desde un lugar mucho más subterráneo, ha venido Raúl Querido en 2022 a mostrar otra visión que, aunque no vaya a trascender más allá de nichos muy pequeños, está cargada del mismo sentimiento de verdad, de inquietud artística y de una emoción genuina.

Hablamos de un personaje que fue omnipresente en el indie madrileño durante toda la década del 2010. Lo fue tanto por lo prolífico (lo más impactante de su bío es que colgó 30 discos en su Bandcamp en menos de tres años) como por lo activo, liderando la infravalorada banda El Pardo, organizando conciertos o colaborando con diversos colectivos. Después desapareció de la vida pública por un tiempo y ahora publica el que se puede considerar su primer álbum propiamente dicho, fuera del DIY. El primero con un sello, El Genio Equivocado, y con un productor profesional, Guille Mostaza, que hace brillar con más fuerza todas las ideas musicales aquí expuestas.

Raúl sigue tan inclasificable como siempre y, al mismo tiempo, afianzando la personalidad que ha desarrollado durante toda su trayectoria. El estilo predominante es una especie de spoken word sobre bases electrónicas, casi siempre en penumbra, de extracción post-punk. Aunque a muchos oyentes le vendrá a la cabeza el nombre de Arab Strap, yo lo veo más cercano a lo que habría hecho la Kae Tempest de “Let Them Eat Chaos” (2016) si hubiese querido situar a sus personajes en el Carabanchel de los tiempos alrededor de la pandemia.

Está presente la vena política que el exlíder de El Pardo siempre ha cultivado, aunque no tanto como la exploración existencial, la plasmación de una especie de psicogeografía: los cambios producidos por la gentrificación sirven como marco a la soledad, la ansiedad y las dudas de sus personajes. Valor añadido es que cada una de sus canciones suena diferente, culminando con los sorprendentes 14 minutos y pico de “El último paseo” (un título, por cierto, que me hace pensar mucho en “La última noche”, la película de Spike Lee de 2002). El músico comienza ahí difundiendo información del barrio como si fuese la voz en off de un documental, airea recuerdos de lo que ya no está y pasa de lo general a lo particular para centrarse en su relación con una tienda de artículos para culturismo llamada Viva El Músculo. Luego se arrebatan las bases, entran unos coros de Víctor Algora y Raúl mira hacia el cielo de Carabanchel para abrazar la luz. Y concluir recordándome, vaya casualidad, a aquella canción de Rosendo: No sé si estoy en lo cierto / Lo cierto es que estoy aquí / Otros por menos se han muerto / Maneras de vivir / Madrid, sois grandes / No os hagáis viejos, nunca”. 


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