Para poder leer el contenido tienes que estar registrado.
Regístrate y podrás acceder a 3 artículos gratis al mes.
Primero hace falta explicar qué es la música palmwine o palm-wine –denominada así por la bebida alcohólica que se destila de la savia de palmera–, algo que en Europa asociamos, sobre todo, al guitarrista y cantante sierraleonés S. E. Rogie (1926-1994), cuyos discos “Palm Wine Music. The 60’s Sound” y “Dead Men Don’t Smoke Marijuana” se convirtieron en clásicos de la world music. Pero el origen del género cabe buscarlo en las ciudades portuarias de Acra, Lagos, Monrovia, Abiyán y Freetown, donde a principios del siglo pasado los estibadores y marineros tomaron prestadas las guitarras de sus empleadores y empezaron a mezclar efluvios caribeños con ritmos afro.
La música palmwine también se denomina highlife y entre sus grandes nombres cabe destacar a los pioneros Osita Osadebe, E. T. Mensah, Oriental Brothers, Victor Uwaifo, Rex Lawson o Ebo Taylor. La variante de la rumba, o soukous, arrasó en el Congo gracias a la orquesta TPKO Jazz del guitarrista Franco y otros como Tabu Ley Rochereau. Estos sonidos pasaron del mainstream a un relativo olvido, acabando de ser sepultados por las nuevas corrientes del afropop. Pero, poco a poco, van surgiendo artistas que reivindican el highlife y lo incorporan sin problemas a los sonidos más modernos de los afrobeats. En Nigeria destaca sobre todo el dúo The Cavemen.; sus dos álbumes, “Roots” (2020) y “Love And Highlife” (2021), se han convertido en clásicos del neohighlife. En uno de sus singles, “Dance 4 Me”, invitaron a Show Dem Camp, otro dúo, integrado por Wale Davies (Tec) y Olumide Ayeni (Ghost), que, si bien su fuerte es el hip hop, también hacen bandera de la música palmwine y de manera muy acusada en la trilogía que culmina el álbum que nos ocupa. De hecho, es una tetralogía integrada por un primer mini-LP, “Palmwine Music” (2017), el álbum “Palmwine Music 2” (2018), el espectacular “The Palmwine Express” (2019) –en el que colaboran Burna Boy, Tems, Amaarae y nuevas voces de la escena alté– y ahora el no menos rotundo y también muy colaborativo “Palmwine Music Vol 3”, en el que de nuevo se rodean de nombres clave de la nueva escena nigeriana, así como de figuras prominentes, destacando la gran Tems.
Junto a ellos desarrollan un colosal trabajo que hilvana con finura las rimas del hip hop, el neosoul del afropop y ese highlife de guitarras cantarinas. El éxito creciente de su propuesta se plasma en un show denominado Palmwine Festival que primero se desarrollaba en Lagos y luego también en Londres, donde el 9 de octubre se celebró, en el icónico Clapham Grand, la última edición –con un cartel que incluía, entre otros, a Tems, BOJ, The Cavemen. y Tay Iwar– presidida por Tec y Ghost, cuya poetry también se puede escuchar en la serie “Clone Wars”. Se trata de cinco álbumes de sonido más crudo, cuyos dos últimos volúmenes son “Clone Wars Vol. IV. These Buhari Times” (2019) y “Clone Wars Vol. V. The Algorhythm” (2021). Todo ello los ha convertido en el grupo de hip hop más importante de Nigeria.
El highlight del disco es “Live Life”, con una sensacional Tems cuya caricia vocal contrasta con el groove de los rapeados y una guitarra que es puro highlife. No es extraño que la muletilla que usan a menudo sea la de “classic”, aunque en realidad es una etiqueta de sonido que se refiere a su inseparable productor Spax. Otra maravilla es “Head Over Heels”, con su paisano Victony poniendo contraste afropop a unos fraseos old school.
El tempo relajado predomina en todo el álbum, conectando de lleno con la escena alté en un “Mine Alone” en el que brilla la sedosa voz del emergente Oxlade. Por su parte, el gran BOJ lo borda en “Kele” con su desmayo vocal, contrapunto perfecto a unas rimas crujientes y a un efectivo solo de guitarra. En “Bad Design” el soul lo ponen el ghanés M.anifest y un WurlD en plan rompecorazones. Todos los featurings son de nivel. La voz de terciopelo de Tay Iwar convierte “Apollo” en seda afropop que combina con unas rimas puntuadas por el fraseo aéreo de un saxo. La conexión británica la cubre la londinense Bellah, ayudando a convertir “WYW” en otra perla de afro-soul-rap.
La cantera nigeriana es grande y lo demuestra Tim Lyre, cantautor y productor de Lagos, encargado de hacer de John Legend en una “Feel Something” que muestra otra faceta de la poliédrica fusión de afropop con hip hop. Otro cantante nigeriano, aunque afincado en Maryland, es Mannywellz, responsable del irresistible tono filadélfico de “Freaky”. En “Your Love” un flow a lo D.A.I.S.Y. Age conecta con el tono baladístico que impone otro paisano, el talentoso veinteañero Lojay. En lo que respecta al nigeriano-canadiense TOBi, inyecta R&B a un “Rolling” para derretirse, entre rimas llenas de groove y una producción minimal que potencia la sutil guitarra y los efectos.
Los detalles y las combinaciones se suceden; así en “OldFlame” interviene Nesta con acento jamaicano, dejando la parte afropop para LADIPOE, otro nombre nigeriano a tener muy en cuenta. Los colaboradores lo dan todo, aprovechando la ventana a la popularidad que SDC les brinda. El nigeriano afincado en UK Twelve XII llora con credibilidad en un “If It’s Love” que deviene un cóctel de pop, hip hop y highlife pluscuamperfecto. No hay desperdicio hasta el final con “No Regrets”, donde dan a conocer a Moelogo, cantante nigeriano-británico encargado de poner acento lover a un rap que conecta con la spoken poetry. Es la culminación de una trilogía para sacarse el sombrero, combinando hip hop, afrobeats y highlife de manera nunca oída. ∎