Stormzy

Ruptura, encierro y una sensación de no va más tras su canonización en Glastonbury 2019 como rey del british rap marcan el camino para seguir a Stormzy en este descenso a los infiernos de su identidad como artista que es “This Is What I Mean”, la culminación de un proceso de sanación con el que el de Croydon ha logrado “encontrar su sonrisa de vuelta”.

Lo confiesa precisamente en “I Got My Smile Back”, una canción sobre superar la depresión, los pensamientos suicidas, la paranoia y las limitaciones creativas en la que no por nada le hace un guiño a “Cinderella Man” de Eminem, y son precisamente esas dos ideas las que sustentan el disco: la confesión y el viaje, tanto personal como artístico, hacia una superación que evita –casi– siempre lo comparativo. Porque aunque en el tema que le da título venga con bien de flexeo, gélidos tresillos y subgraves quebradizos, son tan excepcionales que pasan desapercibidos en una secuencia que rebasa los 50 minutos.

En general este trabajo es calmado, reflexivo y melódico, y surge de la necesidad de expresar y canalizar sentimientos de culpa y arrepentimiento, pero también de perdón y de realización. De ahí la portada, un guiño a la carta simbólica que –cuenta en ‘Vogue’ UK– le escribió a su expareja para disculparse en un acto egoísta que es igualmente necesario para construir una transformación; en el góspel rap “Please”, en el que perdona a su padre entre un cuarteto de cuerdas y un piano, suplica “please, leave your pain at the door”. Hace falta voluntad para salir de los agujeros, igual que hay que aprender a convivir con los errores propios y ajenos.

Para hacer este trabajo Stormzy se montó su propio retiro musical en la isla de Osea, perdida en el estuario de Essex y a la que únicamente se puede acceder a través de una calzada romana que solo emerge durante cuatro horas al día, con la marea baja. Allí llevó a amigos, músicos, productores. Unos terminaron colaborando –como Jacob Collier, Amaarae, Ms. Banks, Sampha, NAO, India.Arie o Debbie Ehirim; incluso Laurie Anderson se pasó para tocar la viola–; otros no.

Pero lo importante es cómo se reflejan en el álbum temas que vehiculan esta experiencia, como la convivencia, la creación musical y la espiritualidad. Alejado del mundo y del mundanal ruido, más allá de presiones y expectativas y rodeado de refuerzo positivo, el rapero británico encontró el entorno perfecto para romper sus propios límites: mostrarse vulnerable, exponerse, atreverse a cantar.

Un poco en la línea del “IGOR” (2019) de Tyler, The Creator –como él mismo ha confesado–, de un Kanye West al que por supuesto menciona y de Drake, especialmente en su aproximación tibia y melódica a algunos ritmos globales –ese “Hide & Seek” en el que los nigerianos Oxlade, Äyanna, Teni y Tems se dan cita para un frankenstein de amapiano y bossa nova–, “This Is What I Mean” es un trabajo mayoritariamente cantado en el que el hip hop se combina con el góspel y con el soul, ofreciendo nuevos matices sobre la identidad artística de Stormzy. Construido desde una intimidad colectiva, lleno de autorreferencias y de baladas a piano. Emocional y modesto aunque por momentos se pase de frenada y se ponga en plan navideño –ojo a “Holy Spirit”–.

Varias veces recuerda que “este no es el mismo hombre que dijo qué pesada es la carga del que porta la corona” –en referencia a su segundo disco de estudio, “Heavy Is The Head” (2019)–. En esta transformación, que completa una pintura que a cada referencia parece más compleja, la corona pasa a Dios, y a los otros. ∎