Ha pasado mucha agua bajo el puente desde 1965. En ese entonces, Taj Mahal y Ry Cooder eran unos jóvenes alegres y decididos músicos que tocaban juntos en Rising Sons y compartían una devoción sin reservas por el folk-blues. El grupo se separó en 1966 después de grabar un álbum, “Rising Sons Featuring Taj Mahal And Ry Cooder”, que Columbia no publicaría hasta 1992. A pesar de ello, ambos continuaron con sus exitosas carreras.

La devoción por “Get On Board. Negro Folksongs By The Folkmasters” (Folkways, 1952) se plasma de nuevo en todo su esplendor en las once canciones escogidas del cancionero de Sonny Terry y Brownie McGhee, registros aquellos que los marcaron para siempre, como ambos músicos se encargan de recordar. La primigenia admiración se mantiene intacta.

El cantante y el guitarrista regresan a la raíz de una esencia que tomaron como propia para crecer y desarrollarse como músicos. La arrogancia está en la maestría que desprende la grabación desde la primera nota. El “Get On Board” de 2022, como en su día fue el original de 1952, no es un disco cualquiera. El álbum es una conversación cercana, divertida y proteica entre dos antiguos amigos que ya antes se han sentado a la mesa del blues.

Sonny Terry (1911-1986) se quedó ciego con 16 años y Brownie McGhee (1915-1996) contrajo la polio de niño; aun así se convirtieron en figuras primordiales en los círculos del folk y el blues, entre los años 1940 y 1960, a partir de interpretar blues acústicos, denominados Piedmont, cuyo nombre hace referencia a una inmensa región que se extiende desde Virginia hasta Georgia, en el este de Estados Unidos. Luciendo su talento ante luminarias como Woody Guthrie, Pete Seeger y Leadbelly, entre otros.

El dúo se mantiene alejado de la emulación de aquel viejo vinilo de 10”, ya que solo han escogido tres tunes. El resto proviene de otras grabaciones y audiciones de Terry y McGhee. El lamento de la tradicional “The Midnight Special”, grabada por primera vez por Leadbelly, en la década de 1940; autor, asimismo, de la alegre canción de trabajo “Pick A Bale Of Cotton”, y el popular góspel “I Shall Not Be Moved”, que cierra el álbum. El disco se abre con un blues, “My Baby Done Changed The Lock On The Door”, y finaliza con dos piezas góspel; la ya mencionada más la brillante recreación de la tradicional “Packing Up Getting Ready To Go”, con la voz de Mahal evocando tiempos lejanos, igual que la guitarra de Cooder. Ambos invierten, desmenuzan y visten las armonías del espiritual “What A Beautiful City”, la juguetona “Drinkin’ Wine Spo-Dee-O-Dee”, así como las emotivas estampas costumbristas de “Pawn Shop Blues” y "Cornbread, Peas, Black Molasses”, esta última escorada hacia el country blues.

El talento y la complicidad les permite construir un espacio sonoro como se evidencia en los distintos vídeos editados. Por tanto, no sorprende que la producción se efectuara en solo tres días, en la sala de estar de la casa del hijo de Cooder, Joachim, al bajo y percusión, tomando así el rol de Coyal McMahan, voz y percusión, presente en la añeja placa. No buscan competir con la obra original. Taj Mahal aporta voz, armónica, guitarra y piano; Cooder toca la guitarra, con su característico estilo bottleneck cuando corresponde, más mandolina, banjo y voz.

El homenaje, que empieza en la misma réplica de la portada del disco, incluye un amplio espectro de blues, folk y góspel, junto a sonoridades rock y pinceladas de un jazz casi arqueológico, que regatea las etiquetas. Los Cooder y Taj Mahal, o viceversa, se muestran versátiles y flexibles para entrelazarse en el seno de unas canciones que se antojan vivas. El sonido puede resultar distante con relación a la tradición. Sin embargo, los arreglos aportan una nueva geografía emocional al cancionero popularizado por Sonny Terry y Brownie McGhee. ∎