Casi dos décadas después de iniciar su andadura,
The Flaming Lips encontraron el florecimiento definitivo con
“The Soft Bulletin” (1999), el disco que mejor define, junto a “Deserter’s Songs” de Mercury Rev, algunas de las posturas tomadas por el rock a finales de los noventa. Ambos son monumentales ejercicios de nostalgia reanimados desde el tuétano por una perspectiva contemporánea balanceándose en perfecto equilibrio entre el homenaje retro y las aportaciones personales. Mercury Rev perdieron la perspectiva en “All Is Dream” (2001) y The Flaming Lips han salido (parcialmente) airosos del envite con su nuevo trabajo, otra magnífica muestra de la inventiva melódica y literaria de Wayne Coyne y sus muchachos que, no obstante, pierde gas en más momentos de los deseados.
“Yoshimi Battles The Pink Robots” no es un álbum conceptual, aunque algunos de sus elementos se repitan durante el desarrollo del disco. Su génesis se halla en la repentina muerte de una amiga japonesa del grupo y en la necesidad de responder con cierta esperanza a este golpe inesperado. Aunque el envoltorio juegue con corporaciones de robots malvados dispuestos a dominar el mundo y con heroínas decididas a impedirlo –la Yoshimi del título, un homenaje a Yoshimi P-We, de los temibles Boredoms–, los temas que enmarcan las canciones del álbum son los Grandes Interrogantes de siempre –la naturaleza del amor, el miedo a la muerte, la fina línea entre el bien y el mal...–, a los que Coyne intenta responder utilizando a su antojo catálogos de la cultura popular –aquí la ciencia-ficción y el manga–. Su gran virtud es que no necesita echar mano de grandes chorros de trascendencia ni de amargura para plantear cuestiones que en manos de otros adquieren tales tintes de recargada tragedia que acaban sonando afectadas y poco creíbles. Las canciones de The Flaming Lips siempre se alzan luminosas y humanas, eufóricas y divertidas. Atesoran esa maravillosa dualidad donde conviven la sonrisa y la congoja, la esperanza y la tristeza, el humor y la reflexión. Y en la primera parte del disco hay varias muestras de esta perfecta fertilidad:
“Fight Test”,
“One More Robot/Sympathy 3000-21” o
“Yoshimi Battles The Pink Robots Pt. 1” son pequeñas epifanías de pop marciano pero con los pies en la tierra engarzadas primorosamente con guitarras acústicas,
samples juguetones y cacharrería electrónica que dejan en paños menores a la mayoría de esos nuevos mensajeros de la indietrónica que se ahogan en la teoría sin saber transmitir ni un soplo de su corazón.
Los trucos de Dave Fridmann embellecen las composiciones sin tener que recurrir ni a grandes orquestas ni a excesivos arreglos. Todo parece sonar casual e inesperado, incluso inacabado, lo que dota a la música de un cromatismo muy infantil que traduce el punto de vista naíf que Coyne adopta en sus letras. La fórmula magistral, sin embargo, empieza a decaer a partir de
“Ego Tripping At The Gates Of Hell”, una oda a la desorientación y la espera inútil que da paso a temas como
“Are You A Hypnotist??”,
“It’s Summertime” o
“All We Have Is Now” que parecen necesitados de aliento y brío. Las magníficas líneas melódicas se centran en la voz de Coyne, pero el entorno musical parece exigir una dinámica interna que nunca llega y que hace que estas canciones mueran en el recuerdo antes de levantar el vuelo. Un problema que en esta recta final únicamente se solventa con
“Do You Realize??”, un single conciso y eufórico que evoca paisajes inabarcables y sueños de gloria mientras la letra (
“Do you realize that you have the most beautiful face / Do you realize we’re floating in space / Do you realize that happiness makes you cry / Do you realize that everyone you know someday will die”) alcanza el clímax agridulce que flota por todo el álbum.
Mientras llegan las inminentes bandas sonoras realizadas para el documental “Okie Noodling” y para “Christmas On Mars”, filme protagonizado por ellos mismos, la decepción que pueda provocar “Yoshimi Battles The Pink Robots” es solo relativa: The Flaming Lips continúan siendo únicos e irreemplazables, amasando golosinas musicales desde la órbita de un planeta donde los sueños pueden convertirse en realidad. ∎