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Tony Bennett fue diagnosticado de Alzheimer en 2016, pocos meses después de terminar la exitosa gira impulsada por “Cheek To Cheek” (2014), su primer álbum a medias con Lady Gaga. Aquel disco de estándares dio muchas alegrías al legendario cantante neoyorquino. Antes de terminarlo ya estaba deseando grabar un segundo volumen, centrado en el cancionero eterno de Cole Porter. Su ilustrísima vecina –quien lidia con el dolor crónico producido por la fibromialgia desde hace años– también estaba por esa apetecible labor, aunque ambos hubieron de postergar el inicio de las grabaciones durante un cuatrienio para atender otros planes y compromisos.
Durante las primeras sesiones, fechadas en 2018, se confirmó el avance de la enfermedad de Bennett, aunque el disco pudo completarse durante un proceso fragmentario que concluyó a principios de 2020. El pasado agosto, el maestro de Queens se despidió de los escenarios junto a su joven compañera desde el Radio City Music Hall, interpretando algunas de las canciones que articulan este álbum que, más allá de todos esos ingredientes simbólicos y de su significativo carácter intergeneracional, merece mucho la pena.
Propulsado por el impecable trabajo del amplio equipo artístico que los arropa –y que maneja a su antojo los códigos jazz: sirvan como ejemplo los oportunos solos de “You’re The Top” o la finura con que la banda se acompasa al intercambio de voces de los protagonistas en “It’s De-Lovely”–, “Love For Sale” engrosa con enjundia las discografías de sus firmantes. Además, habilita una sencilla vía de acceso al universo Porter –y, de paso, al Gran Cancionero Americano– que muchos legos en tan apetecible materia pueden aprovechar. Incluye números universales como “Night And Day” y “I’ve Got You Under My Skin”, que la pareja borda con envidiable naturalidad y toda la complicidad del mundo. Nos muestra a Lady Gaga con encuadres sonoros más cercanos a los habituales –“Let’s Do It” y “Do I Love You” los ejecuta por su cuenta– para reconfirmar su versatilidad como intérprete sobrada de recursos. Y ofrece postrero testimonio sobre la gigantesca y continua aportación de Bennett –atiendan ese carismático fraseo en “Just One Of Those Things”– a la cultura pop occidental durante las últimas siete décadas. ∎