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“Black Mirror. Bandersnatch” (Charlie Brooker, 2018) fue ambicioso. Puede gustar más o menos, a muchos nos dejó fríos, pero no se puede negar que Netflix, Brooker y su socia Annabel Jones lo dieron todo. En un momento en que “Black Mirror” (Charlie Brooker, 2011-2019) ya empezaba a mostrar señales de agotamiento, este capítulo especial desplegaba un árbol de ramificaciones complejo y rizomatoso, una cacofonía de ideas en la que nada se descartaba y que pretendía tanto inventar la rueda como deconstruirla. Quería serlo todo, por eso sorprende que “El gato caco” (Charlie Brooker, 2022) se conforme con ser una sola cosa, sencilla y lineal. Frente al exceso de caminos que se dispersan, “El gato caco” es un cartoon breve, de unos 15 minutos, interrumpido por preguntas ridículas. Aquí no hay “elige tu propia aventura”, sino una especie de máquina generadora de cortos: las preguntas y los gags visuales que las acompañan se presentan al azar y hay suficientes para que podamos verlo unas cuantas veces sin repetir nada.
Esa es la tónica actual en la plataforma: los contenidos interactivos, nos dicen, son “una manera divertida de disfrutar de la experiencia de Netflix”. ¿Quién se acuerda ya de la revolución? Y llevan ya un buen catálogo: “El gato caco” se suma a casi dos decenas de especiales y otros cuantos en preparación. Si en 2018 la interactividad era una promesa, en 2022 es una realidad consolidada, que ha construido su nicho sin hacer ruido. Puedes jugar con “Spirit” (Aury Wallington, 2017-), “Carmen Sandiego” (Duane Capizzi, 2019-2021) o “El bebé jefazo” (Brandon Sawyer, 2018-) (que, ¡sorpresa!, se lo curra y justifica la interactividad con una entrevista de trabajo). Los mejores especiales, como “Unbreakable Kimmy Schmidt. Kimmy contra el Reverendo” (Tina Fey y Robert Carlock, 2020) o “La flipante opción-o-rama del Capitán Calzoncillos” (Mark Banker, 2020), usan el formato para tomar tangentes y multiplicar los chistes, poniéndole un altavoz a las virtudes de sus series. Netflix ya ha aprendido a jugar.
¿Y más allá del streaming? Hay un audiovisual interactivo que viene del cine y otro que viene del videojuego, y cada uno tiene sus lógicas y sus espacios. ¿Qué ha pasado en el segundo desde “Black Mirror. Bandersnatch”? Dos movimientos destacan en consolas y PC: el revival del FMV y la aparente caída de las series interactivas.
FMV o Full-Motion Video es el nombre que se dio en los 80 y 90 a videojuegos que usaban vídeo pregrabado en lugar de gráficos en tiempo real, y en particular a películas interactivas primitivas como “Dragon’s Lair” (Don Bluth, 1983) o “Night Trap” (Digital Pictures, 1992). Aunque Don Bluth animó (de lujo) unas cuantas, la realidad es que la mayoría estaban más cerca del corto de colegas que del cine-cine: echa un vistazo a “Plumbers Don’t Wear Ties” (Michael Anderson, 1993). Este nivel de producción cutre y su interactividad simplona hicieron que el FMV se convirtiera en un chiste del pasado dentro del medio… hasta que llegó “Her Story” en 2015 y nos pilló por sorpresa. En lugar de imitar el cine, su creador, Sam Barlow, se impuso limitaciones y montó un misterio detectivesco a partir de fragmentos de un interrogatorio a una sospechosa de asesinato. En 2019 repitió sistema con “Telling Lies”, un misterio sobre espionaje y romances contado con grabaciones de webcams. Hoy, Barlow es uno de los creadores más interesantes y respetados del medio.
También se ha especializado en FMV Wales Interactive, un publisher formado por el cineasta John Giwa-Amu y el desarrollador David Banner. Y lo llevan haciendo desde antes que Netflix nos trajese el fuego: échales un vistazo a “The Bunker” (Splendy Games, 2016) y “Late Shift” (CtlrMovie, 2017) y verás que ya usaban el sistema de elecciones binarias y cuentas atrás para meter presión y disimular saltos en el montaje. Wales Interactive es “Black Mirror. Bandersnatch” antes de “Black Mirror. Bandersnatch”, y no se quedaron ahí: llevan más de un lustro refinando su propuesta y tienen ya, en mercados tradicionales de videojuegos como Steam, una decena de películas interactivas. Lo mejor de Wales Interactive es que apuestan en firme por dignificar el cine (interactivo) de género, con ciencia ficción, terror, thriller y detectivesco. Con una de sus últimas producciones, “Five Dates” (Paul Raschid, 2020), hasta se meten en el jardín de la comedia romántica. Un caramelo para los que rezamos a Nora Ephron.
Ahora que la novedad ya no es el criterio principal para juzgar al cine interactivo, su pasado se está reivindicando cada vez más. En 2020, el diseñador y profesor de la Universidad Carnegie Mellon Paolo Pedercini programó en Twitch una “Interactive Movie Night” con cuatro piezas pioneras que merece la pena conocer: