Libro

Pierre Lemaitre

Diccionario apasionado de la novela negraSalamandra, 2022

Este es uno de esos libros que puede leerse desordenadamente, de forma transversal o en diagonal. Siendo un diccionario, no hace falta empezar por el principio, por la A, sino que cualquier lector puede acudir directamente a la letra de sus autores favoritos de novela negra o aquellos por los que siente especial curiosidad. Y entonces encontrará no pocas sorpresas, las que depara el gusto especial y “apasionado” de Pierre Lemaitre (París, 1951), escritor consagrado en la novela policíaca con su serie sobre el comandante Camille Verhoeven: “Irène” (2006; Alfaguara, 2015), “Alex” (2011; Alfaguara, 2021), “Rosy & John” (2013; Alfaguara, 2016) y “Camille” (2012; Alfaguara, 2016).

“Diccionario apasionado de la novela negra” (“Dictionnaire amoureux du polar”, 2020; Salamandra, 2022) responde al criterio subjetivo del autor. Faltan nombres importantes no porque no le gusten, sino porque prefiere hablar de otros autores en general (estadounidenses, franceses, ingleses, españoles, italianos, nórdicos o mexicanos), novelas y personajes en concreto, conceptos temáticos o estilísticos e incluso películas. Es el caso de “Seven” (David Fincher, 1995) y de series como “The Wire” (David Simon, 2002-2008). Lemaitre despliega conocimiento, perspicacia y algo de provocación en su repaso a la novela negra y sus derivaciones o partes de un todo, de la novela criminal a la detectivesca, de espionaje, suspense o misterio. Lo que sigue es una selección de momentos imaginativos, bravucones o reveladores esparcidos en este diccionario. Lo serán, o no, según la opinión que tenga cada lector sobre el vasto entramado de la literatura negra.

  • Citando a Boileau-Narcejac: “En lugar de reivindicar el triunfo de la lógica, la novela policíaca debe constatar el triunfo del raciocinio”.
  • Citando a Raymond Chandler: “James M. Cain es la bazofia de la literatura no porque escriba cosas repugnantes, sino porque lo hace de forma repugnante”.
  • Citando otra vez a Chandler: “Dashiell Hammett sacó al género negro del jarrón veneciano y lo arrojó a la calle”. También sobre el autor de “Cosecha roja” (1929), citando ahora al director de la revista pulp ‘The Mask’: “Fijaos en Hammett: no le sobra ni una palabra y, si quitamos alguna, la historia se viene abajo; todo está colocado de un modo perfecto”
  • El detective Philip Marlowe “se parece a los personajes del ‘Nighthawks’ de Edward Hopper: podría ser cualquiera de ellos, de frente o de espalda”.
  • Citando a Pascal Dessaint: “La novela negra es tragedia, dramaturgia, literatura que se preocupa por el mundo”.
  • Sobre James Ellroy: “En eso consiste la marca Ellroy: mientras dura la lectura, no puedes pensar en nada más”.
  • Sobre William Irish: “La novela negra no cuenta con demasiados poetas, pero Irish es uno de ellos”.
  • Sobre el personaje de Fantômas: “Terriblemente anticuado y a la vez terriblemente moderno, Fantômas es ‘todo un caso’ dentro de la literatura policíaca”. Lemaitre recuerda que sus autores, Pierre Souvestre y Marcel Allain, firmaron un primer contrato por 24 novelas, pero con un ritmo infernal de entrega: una al mes. Entre 1911 y 1913 se publicaron 32 libros sobre el personaje. Es difícil que sea alta literatura, pero ahí está Georges Simenon para demostrar que se puede escribir mucho y casi siempre muy bien. Y en las revistas pulp estadounidenses, a los autores “se les paga por palabra, escriben como si trabajaran en una fábrica y usan seudónimos”.
  • Lemaitre cita unas oscuras palabras de Maurice Leblanc sobre su creación, Arsène Lupin: “Me sigue a todas partes, no es mi sombra, más bien yo soy la suya, lo obedezco”.
  • “Jean-Patrick Manchette es algo así como el James Dean del género negro”.


Diferencias conceptuales: “En la novela policíaca, el crimen sería personal; en la negra, social (…) Por un lado, Agatha Christie; por el otro, James Ellroy. En suma, la novela policíaca sería a la novela negra lo que la medicina es al psicoanálisis: un medio para volver al estado anterior”.

Citando el método explicado por James Sallis, músico de jazz y autor, entre otras novelas, de “Drive” (2006), llevada al cine en 2011 por Nicolas Winding Refn: “Es cuestión de ritmo: las frases y los silencios están perfectamente medidos. Cuando escribo una página, la oigo”. Sallis definió a Jim Thompson como “el Dostoievski del pueblo”. Para Lemaitre, “a Thompson no le da miedo nada, y eso es precisamente lo que nos da miedo a nosotros”.

Sobre “Santuario” (1931) de William Faulkner: “Es la irrupción de la tragedia griega en la novela policíaca”. ∎

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