Sara Torres

Hace ya tiempo que Sara Torres (Gijón, 1991) se ha convertido en una celebrada voz dentro de la poesía, así que había expectación por enfrentarse a su debut en narrativa: una novela con tintes autobiográficos que explora en primera persona la pérdida entendida en sentido amplio, desde la que se produce por el fallecimiento hasta la que se da por rupturas.

“Lo que hay” tiene un comienzo que no deja indiferente, narrando cómo la protagonista hace el amor con su pareja mientras su madre, en otra ciudad, muere. A partir de ese momento, Torres trenza las relaciones de la protagonista con su madre, su pareja y su amante mientras se pregunta por los afectos. “Con la pérdida de lo amado no se pierde el amor”, escribe, y ese parece ser el punto de partida de muchas de las cuestiones que plantea la novela, de cómo enfrentarse a la muerte inminente de un ser querido a cómo hacer el duelo por la pérdida de una amante. Estas dos pérdidas llevan a la protagonista no solo a mirar atrás (inevitable ante el fallecimiento de la madre y de parte de la memoria de la propia vida), sino a indagar en su propia identidad y preguntarse por la naturaleza del amor y por el tiempo que requiere, ajeno a plazos, productividad o relaciones laborales (“redimirnos del tiempo adulto hace del enamoramiento algo revolucionario”).

La muerte de la madre, que está basada en la propia experiencia de la autora, es la que marca el ritmo de la novela y la que plantea las cuestiones más interesantes y dolorosas: los cuidados, la obsesión de la sociedad con parecer permanentemente hermosa y joven, la soledad o la constatación de que la enfermedad es aún uno de los grandes tabúes. Torres toca estos temas con una sensibilidad exquisita, sin caer en el drama histriónico, en la metáfora burda o en la autocompasión, logrando que el lector empatice al alejarse de los lugares comunes que hablan de batallas para referirse al cáncer y haciendo que se cuestione el podio que ocupa la eterna juventud.

El otro gran pilar de la novela es la pérdida del amor, que en este caso sirve a la protagonista para posponer el duelo por la muerte de la madre hasta que la pandemia no deja otra opción que enfrentarse tanto a ella como a las relaciones fallidas y la nostalgia. Esto sirve a Torres para preguntarse por la naturaleza de los afectos, la monogamia y el deseo.

La lectura de “Lo que hay” remueve y desasosiega, pero a la vez ofrece reflexiones e imágenes a las que agarrarse, algunas evidentemente llenas de poesía, y un redentor final que está llamado a quedarse en la mente del lector. ∎