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Por Eulàlia Iglesias→
13. 01. 2021
El siglo XXI marca el ocaso de las ciudades como espacios que otorgaban una identidad propia a sus habitantes. Como si quisiera capturar los últimos destellos de una idiosincrasia neoyorquina a punto de desaparecer, Martin Scorsese dedica “Supongamos que Nueva York es una ciudad” (2021) a Fran Lebowitz, quien ya había protagonizado un documental anterior del cineasta para HBO, “Public Speaking” (2010). Esta docuserie de Netflix sigue a lo largo de siete episodios el vínculo de esta escritora con la metrópolis como un estilo de vida que ella representaría en su máximo esplendor. Famosa por ser una autora en fase permanente de bloqueo creativo, Lebowitz destaca por la elocuencia con que expresa sus opiniones, alejadas de clichés y bienquedismos, cierto dandismo a lo Oscar Wilde y un control de los recursos propios de la stand-up en sus charlas con público que ya desearían algunos cómicos profesionales. Además de la larga conversación que mantiene con ella para la serie, Scorsese rescata algunos de los mejores momentos de sus encuentros con Spike Lee, Alec Baldwin, Olivia Wilde, David Letterman o Toni Morrison.
“Supongamos que Nueva York es una ciudad” celebra así el arte de la charla como fuente de placer y de enriquecedora dialéctica. Lebowitz discute sobre temas como la cultura (no, la gastronomía y el deporte no son arte), el wellness, el transporte público, el dinero, el impacto del #MeToo o la Nueva York de los setenta, esa ciudad que a nadie le importaba que estuviera sucia porque estaba viva. Como se pone de manifiesto en el sexto episodio, el posicionamiento de Lebowitz también tiene mucho de resistencia generacional. Ella no claudica a ciertas nuevas hegemonías marcadas por los cambios tecnológicos y su actitud gruñona adquiere así cierto espíritu contracultural.
La serie concluye en una localización recurrente, la gran maqueta de Nueva York que también aparece en “Wonderstruck. El museo de las maravillas” (Todd Haynes, 2017), quizá la película que mejor ha plasmado el asombro que provocaba la ciudad de los rascacielos en los recién llegados. Nueva York ha dejado de ser la ciudad de las maravillas. Y sin embargo, sigue inspirando grandes series que se definen por la relación de sus protagonistas con la ciudad. Para complementar la de Scorsese, títulos como “High Maintenance” (Katja Blichfeld y Ben Sinclair, desde 2012) o “How To With John Wilson” (John Wilson, 2020) muestran cómo los neoyorquinos redefinen su capacidad de asombro con su urbe desde una escala más cotidiana y a pie de calle. ∎
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