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Álbum

Ashley Shadow

Only The EndFelte-Popstock!, 2021

23. 12. 2021

Ashley Webber (Ashley Shadow) empezó a publicar a su nombre mucho después de registrar las poderosas líneas de bajo de “Grab That Gun” (2004), el único álbum legado por el grupo after-punk The Organ. Estrechamente relacionada con otros músicos de la Columbia Británica y aledaños –su gemela Amber formó parte de Black Mountain–, colaboró durante mucho tiempo con familia, amigos y vecinos como The Pink Mountaintops, Lightning Dust, The Cave Singers o Bonnie “Prince” Billy antes de que el sello californiano Felte pusiera los medios para editar su primer álbum homónimo.

Toda esa experiencia precipitó en “Ashley Shadow” (2016), un debut que no parecía tal, ya que presentaba a una cantautora lo suficientemente madura para ir más allá del bosquejo sonoro que acompaña a la mayoría de principiantes. Aquellas canciones combinaban el espíritu narrativo del alt-country y la propensión atmosférica del dream pop, con la voz de Webber invistiendo de solemnidad cada verso, añadiendo enteros de melancolía a una propuesta etérea que combinaba a la perfección con esos días dominados por la escala de grises.

“Only The End” no se desvía demasiado de los principios estéticos que estructuraron aquel primer disco. El reverberado envoltorio de las canciones permanece y los aparejos propios del americana siguen estando ahí, hábilmente administrados en régimen de coproducción junto a Joshua Wells, compadre de su hermana en Black Mountain y Lightning Dust. Webber sigue observando el protocolo de la seriedad frente al micrófono –“Gone Too Long”– y permite a las partituras que respiren –“For Love”– porque prefiere acompañarlas con imaginación antes que con dispendios instrumentales. Cuando su viejo amigo Oldham le da réplica en la temblorosa “Don’t Slow Me Down” parece que hemos tocado techo, pero composiciones escuetas y sencillas como “From You” enseguida salen al paso para pugnar por esos laureles.

La segunda mitad del disco –toda la cara B en la versión de vinilo– es incluso mejor, porque la canadiense aprieta tempo y tono en canciones de temática circunspecta como “I Will Remember” y “Nothing”. También decide subir los amplis –“Unspoken Love”– antes de aproximarse con seguridad al territorio pop a través de un cierre confesional –“Bury”– que se intuye liquidación de un ciclo vital. ∎

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