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Álbum

King Gizzard And The Lizard Wizard

L.W.Flightless-Music As Usual, 2021

21. 03. 2021

King Gizzard And The Lizard Wizard tienen tan buena percha que les sienta bien cualquier traje. O casi. Su voraz pulsión creativa les ha permitido materializar proyectos cogidos con pinzas formales como “Quarters!” (2015), realizar conseguidos ejercicios de estilo a costa del heavy metal en “Infest The Rats’ Nest” (2019) o investigar junto a inesperados compañeros de viaje en “Sketches Of Brunswick East” (2017). Durante el último decenio, partiendo de una visión canónica del garage que pronto se les quedó pequeña, han cuajado una discografía tan copiosa y variada que cuesta seguirles el ritmo. No siempre aciertan de pleno, pero merece la pena estar atentos a sus disparos.

“L.W.” es su decimoséptimo álbum en estudio y el hermano pequeño de “K.G.”, el disco que publicaron a finales de 2020. Lo de pequeño es porque ha nacido un poco más tarde, en realidad tiene más chicha que aquel. También es el tercer volumen de las exploraciones en el ámbito del microtonalismo que comenzaron con el hipnótico “Flying Microtonal Banana” (2017) y la consolidación de una paleta siempre extensa en la que hay espacio para enfoques sonoros heterogéneos.

“If Not Now, The When?” trota sobre un groove setentero, con sus bordoneras saturadas, sus pianos eléctricos reptantes y sus rides en primer plano. “Pleura” juguetea con el tempo, con la síncopa y con el silencio, entre erupciones de distorsión, arabescos melódicos y un elaborado trabajo armónico. “Ataraxia”, pese a su título, se aleja de la contemplación para aproximarse a Tool sin complejo alguno. “Supreme Ascendancy” destaca con holgura entre el lote gracias a su continuum rítmico adornado con motivos orientales y rematado con un estribillo de los que se recuerdan. En la jaima dance de la contagiosa “Static Electricity” podemos bailar cuando queramos e incluso refugiarnos cuando llegue la próxima tormenta de arena. Y los ocho minutos y medio de “K.G.W.L.” permiten a los australianos seguir indagando en las combinaciones/permutaciones del hard rock ralentizado, yuxtaponiendo ostinatos rítmicos, acumulando capas de riffs saturados más voces telegráficas que terminan convirtiéndose en mantra justo antes de cerrar uno de sus mejores trabajos. ∎

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