Juan Pedrayes, Stephen J. Lyne, Olaya Pedrayes, Lucas Vidaur y Mario del Valle. Foto: Alfredo Arias
Juan Pedrayes, Stephen J. Lyne, Olaya Pedrayes, Lucas Vidaur y Mario del Valle. Foto: Alfredo Arias

Entrevista

Axolotes Mexicanos: “Los bucles depresivos no nos sirven para nada, hay que intentar salir de allí”

Axolotes Mexicanos llevan años dando guerra en el underground patrio. Fieles a Elefant, han publicado su tercer disco, “:3”, una mezcla de punk, j-pop, emo, y cuanto más mejor. Con un espíritu más punki que el de quienes llenan sus discos de canciones protesta, si algo caracteriza a Axolotes es hacer siempre lo que les da la gana y sin pedir permiso a nadie.

Quedo con Axolotes Mexicanos al completo –esto es, Olaya Pedrayes (voz y teclados), Juan Pedrayes (batería; también en Carolina Durante), Mario del Valle (guitarra; también en Carolina Durante), Lucas Vidaur (guitarra; Confeti de Odio) y Stephen J. Lyne (bajo; Stephen Please)– en el bar Prada de Madrid. Llevamos tanto tiempo sin vernos que, en un primer momento, no me reconocen con la mascarilla y pasan de largo. Olaya ha perdido el móvil, Mario no puede quedarse a la entrevista y Lucas y Juan han tenido una noche movidita. La normalidad será nueva, los conciertos serán ahora para sillas y mascarillas, pero hay algo reconfortante en saber que, después de tantos años, y aunque Stephen cambie de color de pelo cada semana, siguen siendo los mismos de siempre. Si bien en su nuevo disco, “:3” (Elefant, 2021), tercer largo tras el 10” “Holi <3” (2015) y el LP “Salu2” (2018), se ponen más serios que nunca y hablan de relaciones en lugar de sectas satánicas o perros salchicha, en él también se mantienen fieles a ese desparpajo sonoro que tantas y merecidas alabanzas les ha reportado.

Hace unas semanas tocasteis en el Teatro Reina Victoria de Madrid. ¿Cómo fue volver al directo después de tanto tiempo?

Lucas: Hacía tanto que no tocábamos que fue la hostia. El otro único concierto que hemos dado, el verano pasado, sí que fue raro: eran personas sentadas cada una en una silla y cada silla a dos metros de distancia. Ahora quizá tienes que mirar más al grupo que a la gente, ya que con la mascarilla no les ves bien las caras, pero aun así no fue tanta barrera como pensábamos. La gente se animó mucho.

Axolotes Mexicanos (que en un principio erais solo Olaya, Juan y Stephen) nació porque Iván Juniper os preguntó si teníais un grupo y le dijisteis que sí, aunque fuera mentira. Así que tuvisteis que montarlo para no quedar mal. ¿Qué otras mentiras habéis contado que os hayan salido tan bien?

Olaya: Lo de que soy DJ funcionó muy bien antes de la pandemia (risas). Pero no solemos tirarnos el pisto. La única mentira que hemos contado es la del grupo y creo que con eso ya vale. Bastante fue.

Juan: Yo no miento nunca. Mentir está mal.

“Estás en tu casa encerrado y en redes solo te salen los recuerdos de hace un año. No sabes si volverás a tener esos recuerdos, te da la bajona y luego te sientes mal por no hacer nada. Pero la canción intenta dar ánimos”

Olaya Pedrayes

Hablemos de vuestro nuevo disco. ¿Creéis que si no hubiera sido por el confinamiento no hubiera existido?

Juan: Cien por cien. Igual un single, pero ni de broma un disco entero.

Olaya: Incluso el single que sacamos justo antes, que en teoría era de adelanto… no era adelanto de nada porque no teníamos nada más. La letra de esa canción la hizo nuestro amigo Glux. A ese nivel de no hacer nada estábamos. Pero durante el confinamiento nos pusimos superproductivos y lo compusimos casi todo entonces. De todos modos, salió un disco bastante depresivo. Yo quería hacer canciones sobre lo bonito que es el veranito y todo eso, pero no nos salió.

No sé si ha sido conscientemente, pero en “Verano en espiral” hay un riff que es de “El año” de Carolina Durante.

Lucas: (tararea) Ah, ¡puede ser!

Juan: Hostias, es verdad. Fue totalmente inconsciente. Qué movida.

Stephen: Los peligros de la endogamia.

Olaya: Lo que hacemos siempre en cada disco es plagiar a Airbag. En esta ha sido lo de “quiero irme a casa / te echo de menos”, de “Marcas en la hierba”. Yo digo: “joder, queda to’ guay y seguro que no les importa”.

Stephen: En la de “Disparo de amor”, también. Juan lo puso porque quedaba superbien y dijimos “bueno, cuando se nos ocurra otra cosa lo cambiamos”. Y ya se quedó así. Llamémoslo homenaje.

Del “japo artificial” a un rollo un poco más orgánico, más rock. Foto: Alfredo Arias
Del “japo artificial” a un rollo un poco más orgánico, más rock. Foto: Alfredo Arias

En “Verano en espiral” tratáis un tema que me obsesiona desde hace un tiempo: la absoluta falta de recuerdos. Pienso en 2020 y no me acuerdo de casi nada, como que no me ha pasado mucho que valga la pena ser recordado.

Olaya: Yo pensé un poco en el rollo del FOMO. Estás en tu casa encerrado y en redes solo te salen los recuerdos de hace un año. No sabes si volverás a tener esos recuerdos, te da la bajona y luego te sientes mal por no hacer nada. Pero la canción intenta dar ánimos. Del tipo “por mucho que te deprimas, no vas a hacer nada, puta pringada”.

No suena mucho a ánimos…

Olaya: No, hombre, me refiero a que estos bucles depresivos no nos sirven para nada, hay que intentar salir de allí.

En “Los bailes perdidos”, el fotolibro de VVV, hay una frase que dice: “La nostalgia es reaccionaria, la ausencia de recuerdos es trágica”. ¿Qué hemos perdido en este 2020?

Juan: Muchas cosas. Dinero, sobre todo.

Lucas: Un año de juventud.

Stephen: De todos modos, hay gente pasándolo muchísimo peor. Tenemos suerte de no tener hijos ni nada, ni un negocio o una sala de conciertos cerrada, por ejemplo.

Hablando de dinero, ¿qué pensáis de la retribución a los artistas? El famoso 0,001€ que paga Spotify. Además, antes los conciertos eran una fuente de ingresos relativamente tocha, y ahora son migajas de reproducciones y ventas de disco.

Lucas: Pues que es muy baja, qué vamos a pensar.

Stephen: Justo ayer lo estaba mirando y me hizo mucha gracia porque de Spotify me han llegado 6€.

Olaya: A mí 60… Pero no me está llegando dinero de la AIE, ¡y yo soy disco de oro! Y sobre los conciertos… no es que nadie se esté quedando el dinero, es que estamos perdiendo todos. La gente tiene que pagar más, a la sala le cuesta más, nosotros cobramos menos y es menos divertido todo. Pero, bueno, este verano esperamos que las cosas sean mejor y al menos podamos tocar al aire libre.

“Si aquí en Madrid hay tantas cosas es porque hay salas pequeñas: ese es el circuito en el que un grupo crece. Pero a veces me parece que la gente es muy dura con la normativa de las salas de conciertos. Que estamos tocando música, no vendiendo crack, joder”

Olaya Pedrayes

Me ha sorprendido que casi todas las canciones de “:3” hablen de relaciones sentimentales. ¿Cómo os ha tratado el amor?

Stephen: A mí en parte muy bien, y en parte fatal. “Que te pires” la escribí por mi ex, que era una persona malísima.

Juan: A mí no me trata.

Y vosotros, ¿cómo habéis tratado al amor? En el disco hay canciones de amor supersano, como “Vergüenza”, pero también otras como “Quiero que vengas”, que habla de escribirle de ciego a alguien y luego pasar de él. 

Lucas: Esa es la clave del disco. Mola que haya canciones de amor que no sean siempre desde el punto de vista del dolido, porque sería falso que todas las canciones hablaran de cuando hemos sufrido nosotros. Es muy fácil decir que todos hemos sido siempre buena gente en el amor. Todo el mundo la ha cagado alguna vez, y nosotros también. 

Olaya: La verdad es que no le damos tantas vueltas. Nos preguntan cosas del tipo “¿y cómo se os ocurrió que el disco empezara con ‘Opening’ y cerrara con ‘Ending’?”. De toda la vida de dios los títulos se escogen cuando ya lo tienes que poner en el disco, ningún grupo lo tiene pensando de antes. Lo que pasa es que a los artistas les encanta decir “sí, sí, esto está to’ pensao”, cuando es mentira.

"Tengo ganas de decirte lo importante que eres para mí, pero en vez de eso estoy churrando por Madrid", cantáis en “Te quiero (...)”. ¿Por qué creéis que nos callamos tanto nuestros sentimientos?

Lucas: Por miedo a que no sea recíproco, o a sonar muy intenso… A mis padres creo que nunca les he dicho “te quiero”.

Olaya: Yo creo que tampoco.

Stephen: Lo hablaba con una amiga. Creo que habría que esforzarse en decirlo. No siempre, pero sí cuando corresponda. Porque es muy bonito, incluso como amigos. Quizá sea la expresión, que está muy manida y suena cursi. Es curioso porque, al tener una parte más irónica, es más fácil decir “te amo” que “te quiero”.

  “Ahora hay más grupos en todas partes, pero menos lugares en los que tocar”. Foto: Alfredo Arias
“Ahora hay más grupos en todas partes, pero menos lugares en los que tocar”. Foto: Alfredo Arias

Ahora que sois cinco, ¿los instrumentos siguen siendo en MIDI o tocados en analógico?

Juan: Lo que cambió en este disco es que, por ejemplo, las baterías están tocadas de verdad, o algún solo heavy metal que se grabó Lucas. Pero por lo demás… La verdad es que hasta el bajo está en MIDI. ¿Y a que cuela? Native Instruments, pava.

Lucas: El rollo de Axolotes siempre ha sido muy “japo artificial”, pero creo que este disco es un poco más orgánico, más rock. Aun así, sigue habiendo detallitos por todas partes: teclados, voces dobladas, samples de anime como “One Piece”…

Juan: Al final es la manera de hacer que las cosas salgan bien. Ninguno somos teclistas, así que, si quieres tocar teclados analógicos, pero no tienes ni idea, pues te queda una mierda. ¿Sabes qué te digo? Que, aunque tuviéramos 100.000€ para grabar y una orquesta entera, iríamos a lo digital. ¡MIDI a muerte!

Gracias a vuestras influencias j-pop hacéis puente con una música que en occidente no llega tanto. ¿Me recomendáis grupos o artistas de ese rollo?

Juan: Unas pavas que se llaman Shishamo.

Olaya: Yo unas que son japonesas también: Otoboke Beaver. Iban a tocar en el Primavera.

Stephen: Un grupo que ya no existe, Aicle, también del rollo visual kei.

Lucas: Yo de ese rollo, no, pero últimamente estoy escuchando mucho a Phoebe Bridgers. Así como más underground, recomiendo a Katie Dey.

Con los confinamientos perimetrales se ha puesto aún más de manifiesto la carencia de políticas culturales de proximidad. Ahora más que nunca, o vives en una gran ciudad, u olvídate de tocar. Vosotros mismos sois de Gijón. ¿Es sostenible una industria tan centralizada?

Stephen: No, ojalá hubiese más variedad. Aunque ahora hay sitios como Valencia en los que hay muchísima más gente haciendo muchas cosas, y eso está superbien. Pero luego hay otros como Asturias, donde habrá un par de decenas solo. Cuando vivíamos allí, los fines de semana solo había un concierto al que ir, no tenías donde escoger.

Olaya: Es curioso, porque ahora hay más grupos en todas partes, lo que pasa es que hay menos lugares en los que tocar que nunca.

¿Qué le pediríais a las instituciones para cambiar esto?

Juan: Pues que no cierren tantas salas. ¡Si es que no paran de chaparlas! En Gijón cerraron muchísimas.

Stephen: Un grupo que lleva a 30 personas, como nosotros en su día, no puede pagarse según qué alquiler de una sala. Necesitaríamos no solo más salas, sino conciertos en localizaciones más independientes. Una vez, con No Fucks, tocamos en una nave industrial y vino muchísima gente para ser Asturias. 

Olaya: De hecho, si aquí en Madrid hay tantas cosas es porque hay salas pequeñas: ese es el circuito en el que un grupo crece. Pero a veces me parece que la gente es muy dura con la normativa de las salas de conciertos. Que estamos tocando música, no vendiendo crack, joder. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados