Rumba deconstruida.
Rumba deconstruida.

Entrevista

Paco Moreno, nueva vida para la rumba

Renovar el tradicional género de la rumba ha sido objetivo prioritario de muchos artistas desde la época dorada de los años 70. Pero la propuesta de este almeriense afincado en Granada se antoja especialmente feliz: sus grabaciones caseras lo acercan al sonido indie, pero respetan el carácter popular de ese estilo, su rítmica agridulce y su lírica romántica. Tras una hilera de lanzamientos autoeditados, se ha puesto en manos de Primavera Labels para presentar “Rumba plus”.

Cualquiera sabe qué se le pasó por la cabeza al cubano Norberto Shand cuando compuso “Soy la rumba” –popularizada por Adalberto Álvarez en 1987– y a Peret cuando grabó una versión, pues cuesta asociar los nombres de esos denodados jornaleros musicales con delirios megalómanos o vanidades exaltadas. El caso es que, tomada literalmente, la expresión no puede resultar más desacertada: da a entender que, fuera de ellos, nada era rumba. Y aunque es verdad que ha sido un estilo tradicionalmente maltratado, otros también han sido la rumba. Y lo siguen siendo, como Paco Moreno, responsable de la actualización reciente tal vez más lúcida del endiablado soniquete que, aunque hable de penas, hace que a uno se le alegre el alma.

Intentos por renovar la rumba nunca han faltado; ahí están Estopa para dar fe de ello. Pero pocos han sido tan certeros, auténticos y a la vez originales como el de este almeriense domiciliado en Granada, rumbero stricto sensu. Sus letras derrochan sentimentalismo; hablan de sinsabores amorosos y goces sencillos. Hasta el hecho de que publique sus grabaciones también en casete remite a expositores de gasolinera, altares de la imaginería rumbera. Ocurre, sin embargo, que él la factura como se hacen hoy las cosas: trasteando en un ordenador y, desde sus inicios, subiendo canciones a Bandcamp. Desde 2019 ha producido y distribuido de forma autosuficiente canciones sueltas, singles, casetes, EPs y tres miniálbumes; “Rumbitas” (2019), “Rumba deluxe” (2021) y “Rumba o nada” (2021). Pero este 2022 ha consentido que el sello Primavera Labels ponga en circulación “Rumba plus”, su cuarta obra de media duración: 18 minutos, distribuidos en siete canciones. Y a finales de julio publicó vía Sursum Tapes un nuevo volumen entre el EP y el álbum: “Rumba profunda”.

“Mirada de pirada”, del álbum “Rumba profunda”.

Conviene en este punto hacer un inciso, pues el venerable lector de Rockdelux merece una advertencia antes de entrar en materia. Todo lo que de interesante tiene Paco Moreno como músico lo tiene de rácano como entrevistado. Ignoro qué habría deparado un relajado vis a vis, pero si encima la entrevista se realiza por correo electrónico… para qué queremos más. Este sistema impide que puedan improvisarse preguntas a propósito de las respuestas. De modo que el resultado, por poner un ejemplo, es el siguiente:

Pregunta: “Tu música tiene rumba, pero también influencias brasileñas, reggae, cierto toque de pop indie (sobre todo en la forma de cantar)… Sin embargo, usas recurrentemente la palabra ‘rumba’ en tus títulos. ¿Es como rumbero como más claramente te ves?”.

Respuesta: “Sí”.

Es una pena que un músico que genera curiosidad se muestre tan reacio a satisfacerla, reduciendo al mínimo la posibilidad de que personas dispuestas a dedicar su valioso tiempo a leer sus declaraciones puedan sacar algo en claro de su vida, sus motivaciones y su manera de trabajar. “Soléis hacer preguntas que sobrepasan el nivel de profundidad al que yo puedo bajar”, alegó cuando le pregunté por qué no le gusta hablar con la prensa. Había leído antes otras entrevistas a Paco Moreno y conocía el paño. Sirva al menos esta acotación sobre su tacañería expresiva para conocer mejor al personaje.

“Me pidieron hacer una versión de un clásico del pop español para un single compartido con otros artistas y me pareció que encajaba bien. Objetivamente, ‘Que la detengan’ es un temazo, después que cada uno lidie con sus prejuicios”

A Peret, si escuchase las rumbas de Francisco Javier Moreno, le saldría volando el bisoñé. Contiene elementos de otros estilos, que ha abordado en proyectos previos o paralelos como Los Tesoros y Los Sacrificio, y su manera de cantar recuerda más a la indolencia de C. Tangana que al animoso quejido de los padres fundadores. Pero superado el impacto inicial, seguramente al gitano de Mataró le gustarían. Las canciones de Moreno comparten con los grandes clásicos del género ese poso popular; transportan a verbenas de pueblo y piscinas públicas, saben a tinto de verano y filete empanado. Aun así, da la impresión de que no responden a un intento premeditado de renovar el estilo, sino que las desembucha espontáneamente cuando se sienta a componer y grabar. “Me gustaría tener más intencionalidad en mi vida en general”, dice, lo que puede traducirse por una confirmación de la teoría.

Asegura que descubrió este estilo “en la radio, la televisión, los bares”, y que se siente más cerca de Estopa que de Kiko Veneno o El Madrileño. Al pensar en Moreno, inevitablemente uno se acuerda de los hermanos Muñoz, que empezaron también como un proyecto underground, moviendo una humilde maqueta que, en su caso, corrió de mano en mano hasta convertirse en un objeto de culto que desencadenaría un fenómeno de masas, un contrato con una multinacional y un millón de copias vendidas. Ciertamente sería difícil que con Moreno se repitiera la historia, más que nada porque la forma de consumir música ha cambiado mucho en los últimos veinte años. Él también lo cree, aunque esboza otra razón: “No creo que yo tenga la calidad requerida para ser vendible a la música”, objeta.

Hombre de pocas palabras.
Hombre de pocas palabras.

Como es bien sabido, no existe una relación causa-efecto entre la calidad de la música y el éxito a gran escala; me atrevería a decir que, en un amplísimo porcentaje, la ecuación, de hecho, funciona a la inversa. Posiblemente Moreno se refiere a la calidad de sus grabaciones, caseras y con la impronta lo-fi tan del gusto de la escena independiente. No por ello sus discos son ramplones: la escucha de piezas como “Detrás del sol”, “No me lo tengas en cuenta” o “Así es” –todas de “Rumba plus”– evoca la imagen de un tipo tirándose las horas muertas pegado a un ordenador, grabando guitarras, jugando con coros, probando efectos y sopesando reverberaciones. “Disfruto de todo el proceso” –explica–, desde la composición hasta la edición, pero la parte de producción y arreglos es la que más fácil me resulta”. En su afán por experimentar ha llegado a regrabar algunas de sus canciones en formato “rebajado”, o lo que es lo mismo, con el pitch disminuido (como a menos revoluciones), lo que hace que los instrumentos lloren y se agrave su voz hasta la caricatura. Y, sin embargo, conservan su encanto.

Con todo, Moreno está más alineado con lo popular que con lo alternativo. En 2020 se atrevió a grabar una versión de “Que la detengan”, de David Civera, obra cumbre, para muchos, de la horterada ibérica. “Me pidieron hacer una versión de un clásico del pop español para un single compartido con otros artistas y me pareció que encajaba bien. Objetivamente es un temazo, después que cada uno lidie con sus prejuicios”, justifica. Pese a lo artesanal de sus mimbres, Paco Moreno ha cosechado ya un hit: “Algo bello”, que supera las 620.000 reproducciones en Spotify. Tirando de modestia, achaca la espléndida acogida a “que la metiesen en una lista grande” de la plataforma.

“Antes de marcharte charanguera” (con El Chumbo), variación de la canción de “Rumba Plus”.

Pero ni ese modesto éxito ni sus conciertos ni sus participaciones en festivales de todo el país –BIME Pro, Primavera Weekender, Monkey Weekend, Mallorca Live– le dan para vivir de la música. Su principal ocupación, o la que más ingresos le reporta, es la de pescadero. “Trabajo en la pescadería de mi tía”, dice, y aunque no es posible contrastarlo con él, ni indagar más sobre la revelación, la mención a este oficio en otro momento de la entrevista da verosimilitud al dato. Que no es el clásico pescadero que da palique a la clientela no hay ni que dudarlo.

Otro aspecto de su música que le conecta con los gustos populares son las letras. Mientras otros artistas actuales buscan epatar con referencias sexuales explícitas y regueros de tacos, el amor al que canta Moreno, temática central de su música, es un sentimiento limpio, blanco, cándido. Sus letras, salvo alguna excepción (“Puta ruina”), podrían haberlas cantado los rumberos de los años 70 con el beneplácito de la censura. “Con lo que tú me quieres / y lo que yo te quiero / ¿por qué no hacemos algo bello?”, ronea en su tonada más celebrada. Sostiene que su lírica “depende sobre todo de la rima” y que “todas las canciones están basadas en hechos ficticios menos una”.

“Los únicos campos en los que mi opinión puede tener algún tipo de peso son la rumba y la venta de pescado al por menor. No me permitiría opinar sobre política o filosofía fuera de la barra de un bar”

En el fondo, lo que contienen sus temas es una alta concentración de romanticismo, concepto vilipendiado últimamente. Se escurre como una trucha fresca cuando le pregunto si él también cree que el amor romántico es un mito heteropatriarcal. “Los únicos campos en los que mi opinión puede tener algún tipo de peso son la rumba y la venta de pescado al por menor. No me permitiría opinar sobre política o filosofía fuera de la barra de un bar”, dice. ¡Ay, quién pillara una conversación de barra de bar con este simpático muchacho!

Su asociación con el sello Primavera Labels para el lanzamiento de “Rumba plus” está dando un nuevo brío a su carrera. Reconoce que en un primer momento la idea de ponerse en manos de una discográfica le producía desconfianza. “Al principio el tema del amor corporativo me causaba conflicto” –admite–, pero al final me han ganado. Discrepamos en muchas cosas, pero la única razón por la que me pueden haber fichado es por amor a la rumba. Partiendo de ahí poco puede ir mal”.

En Paco Moreno la ciudad de Granada ha encontrado otro exponente musical que se une a los ya consolidados Los Planetas, 091, Lori Meyers, Lagartija Nick, Niños Mutantes… Pero, por lo que dice, será difícil encontrarlo de cañas con ellos en el Ruido Rosa o las tabernas del Albaicín. “Los artistas y asociados en general suelen ser gente bastante insufrible, prefiero relacionarme con gente que se dedica a otras cosas”. Ahí queda eso. ∎

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