La última maravilla en entrar en tan selecta colección ha sido un vinilo que cogimos de un contenedor de basura. Quien lo abandonó tuvo el buen gusto de no meterlo dentro sino de dejarlo, discreta pero elocuentemente, encima, permitiendo que el devenir y no el ego del propietario decidiera sobre su destino final: la trituradora o una segunda vida. Quisieron dios y la virgen que nuestros caminos se cruzaran y desde hace dos meses “Todos mis éxitos del verano” de Luis Aguilé, editado por Ariola en 1974, alegra nuestros cafés con leche, nuestras tostadas con tomate y nuestros zumos de naranja.
Al principio era distante arqueología y superioridad moral por nuestra parte: letras cañí, como la de esa “La Chatunga” (compuesta por Marisa Simó) de quien se dice que es su sangre española lo que le da salero; o ese “Es el sol español” en el que se intenta ligar torpemente con las extranjeras. ¡Ah, qué tiempos oscuros sin punk!, suspirábamos, tan capullos yo y los míos. Pero avanzamos en su escucha y ocurría que los dos únicos criterios con los que valoramos los discos se activaban: o nos hacía abandonar lo que estábamos haciendo para detenernos a escuchar, o nos hacía puto bailar en los seis metrillos cuadrados de salón que tenemos. “Juanita Banana” es una pieza de surf metálico en la que una soprano canta sobre una percusión primitiva, sumándosele la teatral voz de Aguilé ronquísima, pretendiendo imitarla sin conseguirlo. El tema es de Los Peels, pero Aguilé lo milmejora al resaltar las trompetas frente a las guitarras, con lo que aumenta la psicodelia; y al embrutecer la voz, o sea, al punkearlo. “El Tío Calambres” es una rumba vertiginosa y tartamudeada, siendo precisamente el tartajeo su filón flamenco, que parece un taconeo. “Vamos a Pamplona” es una canción hooligan sobre los Sanfermines en la que todo el mundo, incluido el cantante, está borracho (según internet fue censurada en la radio “porque desprestigiaba la ciudad y la fiesta”) y cuando dice “¡riau-riau!” parece que dice “¡Oi Oi!”). “Dile” es la traducción española que hizo Aguilé de “Tell Him” o “Tell Her” (en inglés se adapta heteronormativamente al sexo del intérprete, pero la versión española es, aleluya, neutra) del compositor Bert Russell: un rocanrolillo agudo y popi que funciona como excelente pausa entre temas más frenéticos. La propia “La Chatunga” es un martillo pilón rítmico y poético, que “baila a la luz de la luna y en la arena pone su descalzo pie”.